Educación y supervivencia en Ojushte Limpio: Un maestro, dos aulas y veinte alumnos

Centro Escolar, Caserío Ojushte Limpio, Cantón La Danta, Concepción Batres, Usulután. Foto: Ulises Soriano/Izcanal

Enclavada en las entrañas del cantón La Danta, en el ahora distrito de Concepción Batres, departamento de Usulután, la comunidad Ojushte Limpio, sobrevive en un silencio ensordecedor, marcado por la pobreza y el abandono. Durante nuestra visita, el polvo del camino se convirtió en un recordatorio constante de las precarias condiciones de acceso. La calle principal, más bien una brecha llena de zanjas y piedras, es una barrera que separa a sus 20 familias del resto del mundo.
La escuela de Ojushte Limpio, se erige como un símbolo de resistencia en medio del abandono y la precariedad. Con tan solo dos aulas y un maestro encargado de impartir clases desde parvularia hasta sexto grado, este pequeño centro educativo ha sido el refugio para los sueños y esperanzas de los hijos e hijas de las 20 familias que aún habitan en la comunidad. Sin embargo, su continuidad estuvo en riesgo hace poco, cuando surgieron rumores sobre su cierre definitivo.

La amenaza de cierre

Enclavada en las entrañas del cantón La Danta, en el ahora distrito de Concepción Batres, departamento de Usulután, la comunidad Ojushte Limpio, sobrevive en un silencio ensordecedor, marcado por la pobreza y el abandono. Durante nuestra visita, el polvo del camino se convirtió en un recordatorio constante de las precarias condiciones de acceso. La calle principal, más bien una brecha llena de zanjas y piedras, es una barrera que separa a sus 20 familias del resto del mundo.
La escuela de Ojushte Limpio, se erige como un símbolo de resistencia en medio del abandono y la precariedad. Con tan solo dos aulas y un maestro encargado de impartir clases desde parvularia hasta sexto grado, este pequeño centro educativo ha sido el refugio para los sueños y esperanzas de los hijos e hijas de las 20 familias que aún habitan en la comunidad. Sin embargo, su continuidad estuvo en riesgo hace poco, cuando surgieron rumores sobre su cierre definitivo.

Las condiciones actuales

La escuela funciona en condiciones muy limitadas. Las dos aulas apenas cuentan con lo necesario para ofrecer un ambiente de aprendizaje adecuado. No hay biblioteca, ni áreas recreativas, y los recursos pedagógicos son escasos, no tiene internet pese a que a los alumnos el gobierno les ha brindado tablets y computadoras. El único maestro enfrenta el desafío de atender a estudiantes de diferentes grados y edades al mismo tiempo, adaptando su enseñanza para cubrir las necesidades de cada grupo.

A pesar de las dificultades, el compromiso del maestro y las familias ha mantenido la escuela en pie. Los padres se involucran en actividades comunitarias para apoyar el mantenimiento de las aulas y garantizar que sus hijos tengan acceso a la educación básica.

La parte administrativa: ¿un cambio funcional o un obstáculo más?

Con la reubicación de la parte administrativa a San Felipe, las familias temen que este sea el primer paso hacia un eventual cierre total. La centralización administrativa implica que las gestiones escolares, como la matrícula de estudiantes, la solicitud de materiales o la resolución de problemas, ahora deberán hacerse en San Felipe. Este cambio añade una carga adicional para los padres, quienes deberán invertir tiempo y dinero para realizar trámites que antes podían hacer localmente.
Por otro lado, los habitantes de la comunidad esperan que este cambio no afecte la operación diaria de la escuela ni disminuya la calidad de la educación que reciben los niños. Las madres entrevistadas recalcaron que, aunque agradecen que la escuela siga abierta, no pueden evitar sentirse preocupadas por el futuro.

En Ojushte Limpio, la escuela representa más que un lugar donde se aprenden las lecciones básicas. Es un espacio de encuentro, un símbolo de esperanza y una herramienta para que las nuevas generaciones puedan aspirar a un futuro diferente. El hecho de que la escuela continúe operando, aunque con cambios, es una victoria parcial para una comunidad que enfrenta desafíos en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Sin embargo, las familias saben que su lucha no termina aquí. Mantener la escuela abierta y mejorar sus condiciones sigue siendo una prioridad. Para ellas, cada día de clases es una oportunidad para que sus hijos sueñen con un mañana mejor, aunque las circunstancias actuales hagan que ese sueño parezca lejano.

Por: Prensa Izcanal