Eran dos niñas preciosas. Su madre tuvo complicaciones en el parto y una de las secuelas fue la epilepsia para ambas niñas. Convulsionaban a diario. La familia vivía en pobreza extrema.
La única solución era traerlas al hospital Bloom. Vinieron una vez. Salieron de su casa, al desvío de Nueva Granada, a las 3 de la mañana para estar a las 7 am en la consulta. Les dejaron a las niñas un encefalograma que no pudieron pagar. Vino la resignación.
Un día el esposo, que es albañil, me planteó el problema. Fue el primer paso. Conseguimos transporte, donde quedarse en San Salvador y financiamiento para los exámenes. Fue un largo proceso, pero al final los resultados fueron positivos.
¿Si en vez de un estadio, que valdrá muchos millones de dólares, se hicieran dos hospitales para la niñez, uno en Santa Ana y otro en San Miguel? ¿Por qué cuando se iba a hacer un edificio para la Asamblea se proponía que mejor se construyera el hospital Rosales?
Construir dos hospitales para la infancia acercaría los servicios a la gente pobre. Salvaríamos la vida de muchos niños y niñas. ¿Por qué ahora no es válido exigir los hospitales en vez del estadio?
Por: Alcides Herrera.