«Nos sentimos vigilados, perseguidos”: docentes de Usulután denuncian acoso de gestores pedagógicos

Los docentes manifiestan inconformidad por el papel de los gestores en las aulas.

El Día del Maestro, celebrado cada 22 de junio en El Salvador, se aproxima en medio de un creciente clima de tensión en el sector educativo. En el departamento de Usulután, varios docentes han denunciado a Radio Izcanal prácticas de acoso, vigilancia y presiones administrativas por parte de los llamados “gestores pedagógicos territoriales”, figuras que, lejos de orientar o apoyar, están generando miedo dentro de las escuelas.

“Su presencia es intimidante”, denunció Bases Magisteriales Salvadoreñas. “Entran a las aulas sin previo aviso, revisan cómo estamos enseñando, cuestionan nuestros métodos. Pero no son pedagogos; muchos son tecnólogos o administrativos sin ninguna preparación en educación. Nos sentimos vigilados, perseguidos”.

Las declaraciones no son aisladas. Izcanal conversó con varios maestros y directores del departamento, quienes confirmaron esta misma realidad en distintos centros escolares: prácticas que, lejos de fortalecer el proceso educativo, parecen responder a una estrategia de control y silenciamiento.

Silencio obligado: la vigilancia llega a las redes sociales

Una de las formas de presión más preocupantes es el monitoreo en redes sociales. “Tenemos prohibido hablar con medios de comunicación”, asegura un director de escuela. “Si un periodista llega a la escuela, no lo podemos dejar pasar de la entrada. Hasta nos han dicho que llamemos a la policía. Ahora que ya están las lluvias muchas escuelas se están inundando, pero nadie se atreve a denunciar en redes”.

Con tono resignado, muestra los perfiles de varios docentes: “Aquí le voy a mostrar el Facebook de 10 maestros. Vea lo que publican: solo sobre sus perros, futbol o alguna actividad familiar. Desde que echaron a aquellas doctoras por un tuit, ya estamos sabidos que si nos quejamos, nos echan. Bueno, hasta el presidente dijo que quiere constructores, no quejosos”.

Sobrecarga burocrática: más papeles que enseñanza

La carga administrativa se ha vuelto asfixiante. Una profesora de primaria lamenta: “Nos están haciendo trabajar más fuera del aula que dentro. No sé para qué quieren tanta planificación o quién va a leer todo lo que escribimos sobre los estudiantes. Me suena más a vigilancia policial que a trabajo pedagógico”.
Y mientras se exige más documentación, los canales institucionales permanecen mudos: “En el sitio del ministerio no hay datos, no hay nada que nos indique por dónde va la educación en el país. Estamos saturados. Trabajamos en la escuela y luego llevamos carga a nuestras casas”.

Gestores sin formación docente y con una misión de intimidación

Los docentes cuestionan fuertemente el perfil y el rol de los gestores pedagógicos. “No sé qué se creen esos señores”, afirma un profesor de bachillerato. “A nosotros nos han dicho que son órdenes directas del director departamental para intimidarnos, meternos miedo y que los que ya tenemos el tiempo de jubilación nos retiremos”.

Según su testimonio, el acoso es mayor hacia los docentes con más años de experiencia. “Dicen que no sabemos dar clases con las nuevas metodologías, pero esas metodologías son llenar más papeles, ocupar un proyector o dejar tareas por internet. No sé si eso estará formando mejor a los estudiantes”.

Despidos discretos y clima de miedo

Otro tema que genera preocupación entre el magisterio son los despidos. “Ya no están echando de manera masiva o por grupos”, cuenta una maestra de quinto grado. “Pues eso sale en los medios y desgasta la imagen del presidente. Así que uno por uno nos van echando, sin ruido”.
A esto se suma la incertidumbre económica. “La indemnización dicen que va a salir en el presupuesto del otro año. Mientras tanto, el miedo es grande. No sabemos quién sigue”.

¿Qué hay detrás de esta política?

El gobierno ha promovido un discurso de modernización del sistema educativo, incluyendo el programa “Dos escuelas por día” y la figura de los gestores pedagógicos. Sin embargo, para muchos docentes, estos cambios han llegado sin participación, sin formación y sin respeto por la dignidad laboral.
En un país donde el miedo se ha convertido en estrategia de gobierno, la voz de los maestros parece querer ser silenciada. Pero detrás de cada clase, de cada aula y de cada niño atendido, hay educadores que hoy trabajan bajo presión, con incertidumbre y sin saber si mañana tendrán trabajo.

Por: Prensa Izcanal