Plataforma de Agricultura Sostenible de El Salvador, visitan San Sebastián, Santa Rosa de Lima, para conocer impactos de la minería

Miembros de la Plataforma de Agricultura Sostenible de El Salvador, realizaron una visita al cantón San Sebastián con el objetivo de conocer de primera mano los efectos de la minería en la comunidad y escuchar los testimonios de don Mirio Blanco y don Orlando Arias, quienes han vivido las consecuencias de la explotación minera durante más de un siglo.

San Sebastián ha sido históricamente una zona afectada por la minería, actividad que, según sus habitantes, ha dejado un legado de contaminación ambiental y problemas de salud. Durante más de 100 años, diversas empresas internacionales explotaron la mina local, extrayendo grandes cantidades de oro sin dejar beneficios tangibles para la comunidad. El resultado de esta actividad ha sido devastador: el río que atraviesa la zona está teñido de rojo debido a la contaminación con metales pesados, y el agua no es apta para el consumo humano ni siquiera para el uso doméstico.
Don Mirio Blanco y don Orlando Arias compartieron sus experiencias con los visitantes, relatando cómo la minería alteró por completo la vida en San Sebastián. Explicaron que la explotación minera perforó el terreno, provocando la liberación de sustancias tóxicas al agua y al aire. «Las empresas vinieron, sacaron el oro y nos dejaron con una herida que sigue sangrando», expresó don Mirio, refiriéndose a la mina abandonada que aún emana agua contaminada.

“El territorio de la diócesis de San Miguel, donde se encuentra San Sebastián, fue un territorio minero por más de 100 años, varias empresas internacionales explotaron la zona, La explotación minera dejó una mina que es un ejemplo de lo que significa una mina después de 100 años. El río está rojo debido a los metales pesados del cerro”. Nos cuenta don Mirio.

El río San Sebastián es un espejo de las consecuencias ambientales de la minería metálica

El impacto en la salud también ha sido significativo. Los mineros que trabajaron en la extracción del oro padecieron enfermedades pulmonares e insuficiencia renal, y en la comunidad se han registrado casos de síndrome de Guillain-Barré. Además, la falta de agua potable obliga a las familias a comprar agua diariamente, aumentando sus dificultades económicas.
“La comunidad sufrió de contaminación y enfermedades. Se registraron cinco casos de Guillain-Barré, la mayoría de los mineros murieron de enfermedades pulmonares e insuficiencia renal. Había estudios que mostraban que la gente de San Sebastián estaba sana, pero esto se refería a quienes no trabajaban en la mina. Los mineros sí se enfermaron y murieron por las causas mencionadas”.

La visita de la Plataforma de Agricultura Sostenible tiene como propósito documentar y visibilizar estos impactos para fortalecer la lucha en defensa del medio ambiente y la salud de las comunidades. «No hay minería sin contaminación, y San Sebastián es un testimonio vivo de ello», comentó uno de los representantes de la Plataforma. La organización reafirmó su compromiso con modelos de desarrollo sostenibles que protejan los recursos naturales y garanticen el bienestar de la población rural.

“La falta de beneficios para la comunidad a pesar de la extracción masiva de oro, las empresas mineras, tanto nacionales como internacionales, se llevaron grandes cantidades de oro de San Sebastián durante más de un siglo (desde 1904 hasta 1995 se llevaron toneladas de oro), pero no dejaron mejoras significativas en la infraestructura local, como carreteras en buen estado, un sistema de agua potable funcional o una casa de salud. La comunidad sintió que su riqueza fue explotada injustamente sin recibir nada a cambio más que contaminación y enfermedades”, detallaron.

La comunidad de San Sebastián ha sido protagonista de una lucha histórica contra la minería y continúa firme en su oposición a cualquier intento de reactivación minera en la zona. Con el apoyo de diversas organizaciones, esperan que sus denuncias sean escuchadas y que se tomen medidas concretas para remediar los daños causados por décadas de explotación.

Por: Ulises Soriano