La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destacó el sábado que para el 2050 se vislumbra la existencia de más plástico que peces en los océanos, esta proyección vaticina que, en diez años, el mar albergará una tonelada de plásticos por cada tres toneladas de peces, lo que conlleva a que en 31 años aproximados, el plástico termine con la existencia de la vida marina en el planeta.
Este organismo internacional indica que los océanos son los pulmones del planeta, ya que generan la mayoría del oxígeno que se respira. Asimismo, constituyen una fuente importante de alimentos y medicinas y una parte esencial de la biosfera. Por eso, pretende fomentar una mayor concientización sobre estos ecosistemas.
Los océanos cubren más de 70 % de la superficie del globo, pero solo un 1 % de la superficie oceánica está protegida y contienen además el 96 % de todo el agua de la Tierra, en tanto que el resto es agua dulce que se encuentra en forma de ríos, lagos y hielo. Y absorben anualmente cerca del 25 % del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima.
De ahí que, según las oenegés, sea más necesario que nunca un tratado que proteja los océanos. Además de los plásticos, la privatización de los fondos marinos, la sobrepesca, el transporte de mercancías y el turismo de cruceros son otros de los grandes problemas de la biodiversidad marina.
La presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), María Fernanda Espinosa, ha lanzado la campaña mundial ‘Play It Out’ para acabar con la contaminación por plásticos tras décadas de utilización excesiva y aumento del consumo de plásticos de un solo uso.
Según ha explicado la científica del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC Ethel Eljarrat, los plásticos que acaban en los océanos, a través de aguas residuales y corrientes fluviales, “en su mayoría proceden de artículos cosméticos, pasta de dientes, jabón de manos y productos de limpieza”.
Una vez en el mar, se fragmentan en trozos mínimos del tamaño de un grano de arroz, por la acción de la luz solar y el oleaje, convirtiéndose en un “verdadero peligro”, según la científica. Los químicos de estos microplásticos “tienden a acumularse en los tejidos de los organismos” y, al no poder metabolizarlo, “muchos de los animales se quedan infectados de por vida”, de manera que, “cada vez están más contaminados”.
Por / Hispantv.