“Nos tratan como delincuentes”: denuncias revelan el rostro humano detrás de los despidos masivos en el ISSS

Hospital Regional ISSS San Miguel, imagen cortesía.

“No me dejaron sacar ni mi botella de agua del ‘locker’. Entraron con policías a la UCI y me sacaron delante de los pacientes y mis compañeras. Fue como si estuviera cometiendo un delito”.
La voz temblorosa y la indignación contenida pertenecen a una enfermera del Hospital Regional del ISSS en San Miguel. Como ella, decenas de trabajadoras y trabajadores del sistema de salud han sido despedidos en las últimas semanas bajo una ola de ceses que, según organizaciones gremiales, ya supera los 3,500 despidos desde el inicio de 2024.

Panorama de los Despidos en el ISSS

El sistema público de salud en El Salvador ha experimentado despidos masivos y recurrentes durante 2024 y 2025, impactando principalmente al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS). Las cifras reportadas por organismos sindicales y la sociedad civil trazan un panorama crítico:

  • El Foro Nacional de Salud ha contabilizado, solo en el actual periodo de administración, al menos 3,500 despidos en el sector salud, con una afectación directa en la prestación de servicios y la cobertura en zonas rurales y urbanas.
  • Organizaciones como SIMETRISSS (Sindicato de Médicos Trabajadores del ISSS) han denunciado despidos de médicos especialistas (cirujanos, ginecólogos, urólogos) bajo la figura de “supresión de plazas”, implementada especialmente a mediados de 2025 en hospitales clave del país.
  • Además de personal médico, hubo una relevante reducción y no renovación de contratos para personal de limpieza, llegando a eliminar la mitad del personal de limpieza externa en hospitales del ISSS, bajo el argumento de medidas de austeridad y reestructuración

Una serie de mensajes internos compartidos por personal del hospital —y ahora en poder de este medio— revelan un patrón alarmante: despidos abruptos, escoltados por agentes de seguridad, sin explicación previa y con efectos devastadores para quienes los sufren.

“Hoy se fueron 15. Médicos, enfermeras”, dice uno de los mensajes reenviados en cadena.
“Los esperaban con carta desde San Salvador, los parlanteaban y al que no llegaba lo iban a buscar con la policía. Lo sacaban”, relata otro.
“Todo mundo acá consternada. En zozobra. Pensando si también le van a despedir”.

Las palabras resumen no solo un hecho aislado, sino el ambiente que se respira en múltiples centros hospitalarios del país: zozobra, miedo, silencio.

Modalidad y Forma de los Despidos

 Procedimientos y prácticas

Comunicación abrupta: Los sindicatos y asociaciones sindicales reportan que, en la mayoría de los casos, los despidos se comunican de forma sumaria mediante cartas entregadas sin previo aviso, reuniones convocadas sin agenda clara, o incluso notificaciones verbales —prohibiendo, en algunos casos, el uso de teléfonos y limitando toda posibilidad de consulta o defensa por parte del trabajador.

Falta de debido proceso: Diversos casos ilustran la ausencia sistemática del derecho de audiencia o investigación previa. Ejemplo emblemático: varios médicos con años de experiencia fueron cesados de inmediato, recibiendo solo una carta de terminación en la que no se detallan causales específicas ni se produce un diálogo previo.

Justificaciones ambiguas: Las “supresiones de plaza” y cambios en la “política presupuestaria” han sido las justificaciones recurrentes —sin justificación técnica detallada—, lo que permite a sindicatos calificar los despidos como arbitrarios o de carácter político/administrativo.

Indemnización incierta o diferida: Muchos despedidos reportan que no se les informa sobre indemnizaciones, o se les promete pago diferido en plazos hasta el año siguiente, evidenciando serios vacíos en la garantía de derechos laborales y acceso a compensaciones legales.

Elementos de Coacción y “Terror Laboral”

Varias fuentes emplean un lenguaje de “terror” para describir el ambiente de despido: reuniones sorpresivas, restricción en las comunicaciones, amenazas veladas, despidos colectivos sin explicación individualizada y falta de seguimiento institucional, todo lo cual genera un clima de incertidumbre y temor entre los empleados que permanecen en funciones.

Tras la participación del personal en protestas o marchas, se ha documentado que los ceses se producen con fuerte carga disuasoria y con argumentos oficiales que niegan motivaciones políticas, pero que coinciden temporalmente con actividades de protesta colectiva.

Impacto y Consecuencias

La sustitución de personal no ha sido acompañada de procesos transparentes de evaluación o reposición, lo cual no solo debilita la moral laboral sino que repercute en la calidad y continuidad de la atención médica, sobre todo en áreas críticas o rurales.

Los recortes masivos y no planificados en personal de limpieza y apoyo acaban sobrecargando a los equipos sanitarios y disminuyendo la eficiencia operativa de los centros.

Una carta, una salida forzada

La carta de despido —una copia de la cual fue verificada por este medio— es un documento frío y burocrático, sin nombre visible del trabajador, pero firmado por el jefe de Recursos Humanos y el director del hospital. En ella se justifica el cese del cargo de un médico subespecialista “como parte de las medidas adoptadas por la Administración, con fundamento en las Normas de Formulación Presupuestaria”.

“El cese (…) debe entenderse como una medida que ha sido tomada en la facultad discrecional y unilateral de la autoridad (…)”, cita el documento.
“La indemnización será de seis meses de salario, pagados a partir de agosto de 2025 en forma mensual”.

Sin embargo, testimonios recabados indican que no todas las personas despedidas han recibido claridad sobre sus indemnizaciones, y que muchas ni siquiera tienen certeza de si recibirán alguna compensación.

“Nos tratan como números. Nadie da la cara. Te llaman, te leen la carta como si fueras un expediente más y te escoltan fuera del hospital. He visto compañeras salir llorando, sin poder decir adiós ni sacar sus cosas”, relata otra enfermera desde San Salvador, quien también pidió el anonimato.

Carta que recibió uno de los médicos despedidos, imagen cortesía.

Motivos ambiguos, procedimientos cuestionables

En algunos casos, el motivo del despido parece rozar lo absurdo. Una enfermera joven de la UCI fue separada de su cargo, según los mensajes, tras ser denunciada por familiares que querían ingresar sin autorización a ver a un paciente. La situación, que debería haber sido regulada por los protocolos de seguridad clínica, terminó en una carta de despido, sin audiencia ni defensa.

“En la carta decía que por falta de presupuesto se le despide”, afirma un testimonio.
“Pero todos sabemos que fue por esa denuncia. Es una forma de castigar sin decirlo”.

Esta ambigüedad —entre la supuesta austeridad presupuestaria y lo que el personal percibe como represalias o favoritismos políticos— ha alimentado un clima de temor colectivo.

No solo médicos: también el personal de limpieza

Uno de los sectores más golpeados es el del personal de limpieza. Según denuncias del Foro Nacional de Salud, se ha eliminado al menos la mitad del personal de limpieza externa en varios hospitales, incluyendo al personal tercerizado que mantenía condiciones mínimas de higiene en quirófanos, laboratorios y emergencias.

“Sin ellas, nosotras hemos tenido que limpiar nuestras propias áreas. Es indignante. Nos están sobrecargando sin reconocerlo”, cuenta una técnica en enfermería del ISSS Amatepec.

Las despedidas, según los testimonios, han sido brutales.

“A la compañera la fueron a sacar con policías. No la dejaron sacar nada del locker. Las compañeras le sacaron las cosas”, describe otro mensaje.

¿Un patrón nacional?

Este no es un caso aislado. SIMETRISSS, el Sindicato de Médicos del ISSS, ha denunciado que cirujanos, urólogos y ginecólogos con años de servicio han sido cesados sin evaluaciones técnicas ni justificación profesional. Tampoco hay procesos claros de reemplazo o redistribución del trabajo, lo que pone en riesgo la atención médica en áreas críticas.

Analistas han comparado esta situación con experiencias en México y Brasil, donde recortes similares fueron aplicados bajo la excusa de “eficiencia” fiscal, pero derivaron en protestas gremiales, deterioro en la calidad del servicio y una desmoralización general del personal sanitario.

Comunicado de SIMETRISS

Cuando la salud también enferma

Los despidos masivos en el ISSS no son solo cifras: son historias humanas, dolorosas y, en muchos casos, invisibles. Historias de profesionales que un día estaban salvando vidas, y al siguiente eran expulsados por la puerta trasera, sin despedidas ni explicaciones.

“Seguimos trabajando con miedo. Pensando si mañana nos tocará a nosotras. Pero ojalá esto se calme. Queremos seguir cuidando gente, no vivir con terror”, dice una enfermera al cierre de esta nota, con la esperanza quebrada en la voz.

Mientras tanto, las autoridades del ISSS y el Ministerio de Salud guardan silencio.
Y el sistema de salud pública, ese que tantas veces ha sido sostenido con vocación y sacrificio, sangra lentamente por dentro.

Por Ulises Machuca.