Escucha nuestro reportaje
Desde la pandemia se quedaron sin médico, sin medicamentos y sin atención en el ECO de salud de los Talpetates. Cuando el nivel primario de salud falla, las mujeres y las familias pobres son las más afectadas.
La comunidad de los Talpetates nace con los Acuerdo de Paz en 1992, lo que permitió que las personas que participaron en la guerra civil se reinsertaran en la vida del país. Talpetate recibió a excombatientes del FMLN que provenían de Morazán y de otras partes del país, lisiados y familiares sin tierra.
Con la reforma de Salud impulsada desde 2010, la comunidad recibió con mucha alegría la formación de un ECO de salud y la visita cada 15 días de un ECO especializado, que tenía su sede en la zona urbana del municipio de Berlín. Todo era prometedor. Pero ese sueño por el que lucharon en la década de los 80, en el conflicto armado, poco a poco se iba deteriorando.
Un médico de año social era el asignado al Eco de Talpetate. Poco a poco dejó de llegar y la atención la realizaba la enfermera de la comunidad. Quedaron solos en la pandemia, pasada la pandemia el ministerio no envió médico ni de año social, sino que médicos de Mercedes Umaña o de Berlín iban a dar consultas. Así pasaron 2020, 2021, 2022 y 2023. Cuatro largos años. La comunidad no se quedó con los brazos cruzados.
El presidente de la ADESCO, Lucas Morataya, junto con el liderazgo de la comunidad estaba preocupados por lo que estaba pasando en Los Talpetates:
“Usted sabe que un ECO sin médico es un problema fundamental que afecta a la comunidad. Pues si cuando hay un médico en la Unidad de Salud usted llega inmediatamente, si se enferma va a la clínica a pedir su medicina. No estando allí (un médico) y no hay quien lo atienda, más con los recursos económicos que estamos molestos y tenemos que moverlos para el pueblo o para otros lugares donde exista un médico”, explica Lucas Morataya
Ante esta situación, la ADESCO se movilizó al SIBASI de Usulután, en donde los recibió el doctor López, en ese momento la respuesta no fue satisfactoria, pero la comunidad siguió insistiendo.
«Nosotros fuimos a Usulután, como junta directiva de ADESSCO, a solicitar un médico para que estuviera permanente aquí en la en la Unidad de Salud. Nos dijeron que el problema era que ningún médico quería venir aquí a nuestro ECO por muy extraviado que estaba y las calles estaban feas. Entonces nosotros le dijimos que posibilidades podía haber para que ellos los mandaran un médico, entonces dijeron que iban a (volver a preguntar)que todos los medicos que habían buscado. Decían que no querían venir, que no se, qué ponían excusas.(Nos dijo) el señor ahí que nos atendió. Entonces nosotros le dijimos que que era importante, ya habiendo un ECO en nuestra comunidad, tener un médico aquí para que la gente de bajos recursos se fuera aquí cerquita a su consulta», así lo dice Morataya.
Esta situación de salud afectaba a toda la comunidad; sin embargo, las mujeres y las familias pobres son las que sufren mayormente las consecuencias de no tener médico o de que no haya medicamentos en la Unidad de Salud. Así nos lo expresa una lideresa de la comunidad:
“A mí me pareciera perfectamente buena la idea de tener un médico aquí en la comunidad, porque eso evitaría salir afuera o andar buscando transporte para que lo traslade a uno en la noche cuando hay alguna emergencia, verdad. Pero al mismo tiempo que tengan el medicamento, porque de nada sirve que tenga un doctor en la comunidad, si no hay medicamento, así vendría como ayudar a las mujeres porque las mujeres son las que más sufren con las emergencias. Toca andar buscando carro”.
Para la señora Celina la afectación no solo es por las enfermedades, sino por el transporte y la falta de ingresos.
“La enfermedad que aquí mas se sufre en este cantón es la diabetes. Entonces las mujeres tienen que salir fuera para buscar su medicamento y como dije antes, aquí no hay trabajo para que las mujeres puedan tener un ingreso diario. Entonces ellas tienen que ver cómo salen afuera y si hubiese un personal de salud aquí en nuestro cantón y hubiera medicamentos, pues eso vendría a facilitar la salud de las mujeres, verdad», enfatiza.
La presidenta de la asociación de mujeres de la comunidad, María Elena, nos cuenta su propia experiencia con la atención que recibe en la Unidad Comunitaria de Salud Familiar:
“Yo por ejemplo, yo soy diabética y voy a consulta para que me den la insulina pero yo únicamente no paso consulta solo por la diabetes, pues tengo otras enfermedades. Entonces, hoy esta semana pasada fui, pero estaba tan lleno, que salí como a las 2 de la tarde y eso le pasa a muchos. Hay quien sale casi a las 2 a las 3 de la tarde y con una mínima cosa porque no hay medicina. Cuando ya viene (el medicamento) entonces eso afecta mucho».
María Elena tiene que comprar la medicina para la presión arterial cada mes. En la Unidad de Salud desde enero no hay hipertensivos. «Ahí tengo la receta que estoy comprando mensualmente y la voy a buscar a San Miguel a Santiago porque aquí no, aquí no hay la medicina que necesitamos de las enfermedades que tenemos. Entonces es necesario ir a buscar afuera».
María Elena espera que con la llegada del médico este año, gracias a la gestión de la comunidad, la atención mejore, pero no solo con la consulta, sino también con los medicamentos.
“Para mejorar esto de las medicinas, es bueno. Como decía anteriormente, que si hubiera un doctor, pero si no hay medicina, porque esta situación la tenemos hasta en los hospitales, que medicina no hay, pues, y bien fregado, porque ni en los hospitales regionales que hay medicinas, no hay. Y que va a andar habiendo aquí, y quiero decir que si no hay medicinas en los hospitales contimás aquí en nuestros cantones”.
Otras mujeres de la comunidad dan testimonio de la situación que viven y que espera mejore pronto.
«Sí, me ha afectado porque yo soy una persona hipertensa y cuando no ha habido médico a veces no dan las pastillas porque hay que pasar consulta. Entonces, a veces me ha tocado a mí que comprarla, porque en el ECO no hay a veces, también. Entonces sí me ha afectado que no haya un médico dando consulta y me he visto obligada a salir de la comunidad a ir a pasar consulta a un médico privado y mi medicamento no me debe de faltar, por eso es que me he visto bastante afectada que no haya un médico en el ECO», explica María Urias.
Cada año el ministerio de Salud ha asignado menos dinero al nivel primario de salud y los datos expresan una caída drástica en el presupuesto. Del total del presupuesto de salud, tomando como base el 2019, lo presupuestado pasó del 32% al 17% en 2023. La caída no solo es porcentual, pues de 2019 a 2023 ha tenido una caída de $13 millones. Esta falta de presupuesto lo sienten los usuarios al no recibir una atención de calidad, al faltarle los medicamentos, como también lo padece el ordenanza de las Unidades Comunitarias de Salud al no recibir los insumos para la limpieza o el motorista de la ambulancia, quien debe pedirle a los pacientes que costeen el combustible para poderlos trasladar.
En marzo de 2024 la comunidad de Talpetates recibió la noticia de la llegada de un médico, ya no de año social, sino contratado de manera permanente para la comunidad. A 4 kilómetros de distancia, la misma noticia recibió la comunidad del Tablón, de la que un mes antes a través de Izcanal, los habitantes habían hecho la denuncia del mal servicio de salud. Ahora hay médico permanente. Las comunidades siguen organizadas y exigiendo, que no solo sea médico, sino medicamentos y buen trato, es decir, un servicio de calidad.
Por: prensa Izcanal