Los políticos tienen fama de prometer y no cumplir. Venimos de un tiempo donde la gente evaluaba mal a los políticos por mentirosos. Ahora es al revés. El político miente y sube su popularidad.
Según Paúl Ekman existen dos formas de mentir: ocultar y falsear.
El mentiroso que oculta retiene cierta información, sin decir en realidad nada que falte a la verdad. El que falsea da un paso adicional: no solo retiene información verdadera, sino que presenta información falsa como si fuera cierta.
El actual presidente y su gabinete ocultan información: tuitean en lo que les conviene, pero callan en muchas ocasiones, en las que es necesario informar al pueblo. Ej.: guardó silencio ante la violación de todo su gabinete de la Constitución de la República que le manda entregar la declaración de patrimonio. Ya no digamos en otros temas como el salario de sus ministros y secretarios, la proliferación del dengue, etc.
El actual presidente falsea información. En varias ocasiones ha dado información falsa, se le echa en cara en redes sociales y no se desdice, ni pide disculpas. Ejs.: Despidió empleados con apellidos idénticos a los parientes del FMLN, mandó al rincón mas oscuro de la cárcel y no eran los responsables, falsea cifras de homicidios, cifras de exportaciones hacia EEUU, sobre pobreza, etc.
Es evidente y demostrable las mentiras del presidente y su gabinete, que llegan hasta el embuste y el cinismo. Se esperaría que «el pueblo» los repudiara, pero no, entre más mienten, se vuelven más populares.
La única conclusión a la que puedo llegar es que, se debe reforzar la educación y la cultura de nuestro pueblo para que pueda detectar el embuste de la nueva clase política.
Por: Alcides Herrera.