Con mucho entusiasmo y sin lugar a dudas muchos repiten: el pueblo ya decidió, el pueblo los va a echar, etc.
La democracia de manera etimológica es «el poder del pueblo». Pero, ¿qué debemos entender por pueblo?
Los que no aparecen en el padrón electoral porque no han cumplido 18 años son pueblo, y los que han perdido sus derechos políticos, que tampoco están en el padrón, también son parte del pueblo.
De los que aparecemos en el padrón electoral, el 50 por ciento decidió no ir a votar por diversas circunstancias. De los que fuimos a votar casi el 50 por ciento decidimos votar por otros partidos que no fue el ganador. Y también somos pueblos.
Si se entiende el pueblo como mayoría que votó, esta debe asegurar los derechos de la minoría que votó en contra. La oposición es un órgano fundamental del poder popular, querer destruirlo es no ser democrático.
El poder del pueblo también debe de darse cuenta que tiene límites, pues para que la democracia funcione se debe respetar la institucionalidad: leyes, organos, formas de organización, etc.
Si el interés de los entusiastas es que el país sea más democrático y el desarrollo económico y social llegue a todos deben de bajar sus aires fascistoides, que no son compatibles con la democracia.
Por: Alcides Herrera