1. El contexto
En estas elecciones ha tenido un papel preponderante, en la “campaña gris”, el asunto de la religión. Siempre ha estado el tema en las campañas, pero era contra el ateísmo de izquierda. Ahora es contra la religión musulmana.
Los candidatos presidenciables han dado a conocer su religión. Por ejemplo, Hugo Martínez se confiesa católico (progresista), su compañera de fórmula, Karina Sosa, evangélica (protestante), Carlos Calleja, católico (Opus Dei). Nayib Bukele expresó no tener religión, sin embargo, se le adjudica ser musulmán.
¿Qué tan importante es la religión para decidir el voto? ¿Es positiva o negativa la confesión religiosa de un candidato para optar un cargo público? ¿En qué afectará o beneficiará el ser de religión musulmana?
Son muchas preguntas, que se pueden hacer ante la campaña que estamos viendo. Intentaré algunas respuesta.
2. Los presidentes fanáticos de su religión son peligrosos.
No importa que religión confiese un gobernante, pero si es un fanático religioso pondrá en peligro ciertos avances, que como sociedad hemos conseguido en disputa con la religión. Por ejemplo: la planificación familiar. No es que podrá quitar esa política de salud reproductiva, pero, si está en manos del ejecutivo no promoverla eficazmente. Y ese peligro lo tenemos si el gobernante es católico conservador, evangélico o musulmán. Ya no digamos si hablamos de diversidad sexual.
3. La Constitución garantiza la libertad religiosa.
Infundir miedo sobre el ateísmo y ahora sobre los musulmanes es una estrategia de campaña, y de una “propaganda gris”, de aquellos que quieren que se rece u ore antes de las plenarias, antes de las clases o se consagre a la virgen toda acción política.
La Constitución de la República garantiza a todas las confesiones religiosas libertad de culto. Ningún gobierno puede imponer una religión, ni perseguir religiones que se enmarcan dentro del estado de derecho.
Aunque, la cultura religiosa nos invada en todo (días feriados en tiempos religiosos, pueblos con nombres de santos, calles y plazas dedicadas a santos, etc.), existe separación entre religión y estado. La cultura religiosa, en los últimos 190 años, nos viene dada más por cuestiones históricas, que por imposición de algún gobierno.
4. El voto y la religión
No hay un estudio que determine cómo vota el electorado salvadoreño. Sin embargo, se puede decir, con cierta razón, que las personas religiosas y conservadoras votan por la derecha. Es a este razonamiento que le está apostando el estratega de ARENA. Se considera que los católicos, menos conservadores, en un alto porcentaje (70 por ciento, según encuestas de elecciones pasadas) votaron por el FMLN.
MI CONCLUSIÓN
La disputa es válida en el plano electoral. Lo que no es válido es que los candidatos mientan sobre su creencia religiosa. Como tampoco es ético manipular, tergiversar y utilizar el miedo religioso para ganar votos.
Los ciudadanos debemos elegir a nuestros gobernantes con el fundamento de estar bien informados.
Al país le urge políticos íntegros. Si se critica tanto la corrupción y tenemos un político que miente, lo que tenemos es incoherencia del político y de quién lo elige.
Me parece que la integridad va más allá de la religión que profese.
Por Alcides Herrera.