De manera burlesca, amenazante y hasta estúpida, el diputado Raúl Beltrán Bonilla le dijo a los representante de las víctimas: ¿Qué quieren ustedes? ¿Destierros? ¿Qué se pudra la gente en la cárcel?
Lo que mostró Beltrán Bonilla es ira y resentimiento. Odio hacia aquellos que, con su sangre derramada, ahora son prueba de la verdad histórica y de la justicia en este país.
Este señor, corralero y capataz de la oligarquía, pues para éstos El Salvador sigue siendo su hacienda, se le olvidó que el destierro o penas de cárcel perpetua se quedan corta ante la vida y el clamor de los asesinados por aquellos que él ahora defiende.
Sin embargo, las víctimas muestran de nuevo el lado humano, que nos puede llevar a la reconciliación del país: verdad, compasión y perdón. No es el resentimiento, ni la venganza lo que buscan aquellos que padecieron persecución, torturas o les asesinaron a sus parientes.
La actitud de Beltrán Bonilla no es única, pues hay otros que se aprovechan de las víctimas y lo que buscan es dinero y poder político.
Por: Alcides Herrera.