Salvo contadas excepciones a la regla -en este caso los medallistas- la actuación salvadoreña en los recién clausurados Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, volvió a ser pobre y acorde a la realidad deportiva de este país.
Una pobre actuación que, por una serie de factores adversos ya conocidos, no se constituye en novedad, pero si se convierte en un nuevo llamado de atención a lo mal que se viene trabajando a nivel de INDES, COES, Federaciones, atletas y entrenadores con miras a las competencias del Ciclo Olímpico.
Y es que, de acuerdo a los resultados, vuelve a quedar en evidencia que el personal técnico encargado de evaluar a los atletas y conformar las delegaciones salvadoreñas no está haciendo bien su trabajo.
Y lo anterior quedó en evidencia cuando los atletas cuscatlecos tuvieron que enfrentarse a atletas mejor preparados y fogueados en los Juegos Barranquilla 2018. Y es que la garra cuscatleca y el orgullo ya no bastan para poder luchar por una medalla.
Pero en Barranquilla también hubo casos indigeribles como el del judoca Diego Turcios, de 81 kilogramos, que no dio el peso necesario para poder competir y por ello quedó eliminado sin haber peleado. A él se suma la sorpresiva lesión del luchados Luis Portillo justo un día antes de la competencia en los Juegos.
Y no se quedan fuera los eliminados e indisciplinados chicos del fútbol que fueron expulsados de la Villa por el COES.
Es por eso que -por vergüenza, dignidad y orgullo- las cúpulas del INDES, COES y Federaciones, así como atletas y entrenadores de cuestionados resultados, deberían propiciar una necesaria y urgente lluvia de renuncias. Esta limpia permitiría la llegada de otras personas para tratar de revivir al deporte salvadoreño después de tantos años de estar fracasando.
Por / El Co Latino.