
A mediados de julio de 2025, el gobierno salvadoreño reconoció oficialmente un alarmante incremento de casos de tuberculosis en el país, rompiendo la tendencia descendente que se había mantenido durante años. Esta declaración se dio a conocer en el informe de Revisión Nacional Voluntaria presentado por el Consejo Nacional para el Desarrollo ante el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible, organizado por las Naciones Unidas.
Según datos oficiales, la incidencia de la tuberculosis se ha más que duplicado desde 2021. Mientras ese año se registraban 26 casos por cada 100,000 habitantes, en 2023 la cifra subió dramáticamente a 67.6 por cada 100,000. En comparación con la línea base de 2015, que era de 38 por cada 100,000, el repunte representa un retroceso de al menos una década.
¿Qué es la tuberculosis y cómo se transmite?
La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que afecta principalmente los pulmones, aunque puede atacar otras partes del cuerpo. Se transmite de persona a persona a través del aire, cuando un enfermo tose, estornuda o habla, y alguien cercano inhala las gotas contaminadas.
Los síntomas más comunes incluyen tos persistente (a veces con sangre), pérdida de peso, fiebre, sudoración nocturna y debilidad general. Si no se trata adecuadamente, puede ser mortal.
La TB tiene cura, y su tratamiento consiste en una combinación de antibióticos administrados durante al menos seis meses. Abandonar el tratamiento o no completarlo puede causar recaídas y generar cepas resistentes a los medicamentos, lo que complica su control. Para prevenir la enfermedad, es clave detectar a tiempo los casos activos, garantizar el tratamiento completo y mejorar las condiciones sanitarias, especialmente en entornos como cárceles, hospitales y comunidades marginadas.
¿Por qué hay incremento de Tuberculosis?
La explicación oficial
El Ministerio de Salud atribuye el alza de casos a secuelas respiratorias derivadas de la pandemia de COVID-19. En su informe oficial, detalla que muchas personas con enfermedades crónicas como diabetes, afecciones cardiovasculares o pulmonares han desarrollado tos persistente después de superar el virus, y al realizar pruebas moleculares, han sido diagnosticadas con tuberculosis.
“Estas personas presentan síntomas similares a una TB pulmonar, y al ser evaluadas, especialmente mediante pruebas moleculares, resulta que en realidad tienen tuberculosis”, señala el documento gubernamental.
La otra cara: las cárceles como foco de infección
No obstante, médicos y especialistas en salud pública consultados por este medio ofrecen una versión más crítica. Según un infectólogo consultado por Izcanal, la causa es diferente a la versión del gobierno: “ya teníamos casos de tuberculosis en las cárceles, eso ha sido desde siempre, había un hacinamiento del 300 por ciento. Los gobiernos anteriores construyeron granjas penitenciarias, se redujo el hacinamiento, y se prestó atención sanitaria a esta patología. Si eso era así cuando había 35 mil presos, ¿se imagina ahora que hay como 125 mil presos?”
Los médicos sostienen que, con el actual Régimen de Excepción y el crecimiento exponencial de la población carcelaria, se ha multiplicado el riesgo de contagio dentro de los centros penales y hacia el exterior. “Muchos detenidos han salido en estos dos años, como unos 8 mil. Muchos de ellos están saliendo con tuberculosis y están contagiando a sus familias”, afirma otro profesional de la salud que pidió el anonimato por seguridad.
Además, denuncian que no se está brindando seguimiento adecuado a los casos positivos dentro de las prisiones. “Esta situación también refleja que al gobierno no le importa que salgan enfermos, no les dan seguimiento a los presos con tuberculosis, lo que hacen es negar que tenemos ya casi una epidemia de esta enfermedad”, puntualizó otro médico.
¿Retroceso en el cumplimiento de los ODS?
El aumento de casos de tuberculosis pone en duda el avance de El Salvador hacia el cumplimiento de la Meta 3.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que busca “poner fin a las epidemias de SIDA, tuberculosis, malaria y enfermedades tropicales desatendidas, y combatir la hepatitis, enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles” antes de 2030.
Con los datos actuales, El Salvador no solo no ha cumplido la meta, sino que ha retrocedido. De los 26 casos por cada 100,000 habitantes en 2021, se ha pasado a 67.6 en 2023. Es decir, más del doble en apenas dos años.
¿Qué se necesita hacer?
Expertos en salud pública recomiendan urgentemente:
- Reforzar la vigilancia epidemiológica en comunidades y centros penales.
- Garantizar diagnósticos oportunos, con acceso gratuito a pruebas moleculares.
- Asegurar tratamiento completo y seguimiento a los pacientes con TB.
- Mejorar las condiciones sanitarias en las cárceles.
- Evitar la estigmatización de quienes padecen la enfermedad.
Por: Prensa Izcanal.