
Las cifras oficiales confirman un desempeño preocupante: El Salvador se ubicó como el país centroamericano que menos inversión extranjera directa (IED) atrajo en 2024, captando únicamente $639.5 millones, lo que representa apenas el 4.7% del total regional y marca una contracción del 10.9% respecto al año anterior.

Disparidad regional alarmante
Los datos del Consejo Monetario Centroamericano (SECMCA) revelan una brecha abismal entre El Salvador y sus vecinos regionales. Mientras Costa Rica lideró con $5,298 millones (39.1% del total regional), seguido de Panamá con $3,240 millones (23.9%), El Salvador apenas alcanzó $640 millones. La distancia con el promedio regional es devastadora: El Salvador recibió únicamente el 24.8% del promedio de los otros cinco países centroamericanos, evidenciando serias deficiencias estructurales para atraer capital foráneo.
Contracción en contexto de crecimiento regional
Lo más revelador del rezago salvadoreño es que ocurrió en un contexto de expansión regional. Centroamérica en conjunto recibió $13,534 millones en IED durante 2024, registrando un crecimiento del 16.6% respecto a 2023, según reportes de CEPAL.Todo s los países vecinos experimentaron crecimientos significativos: Panamá aumentó 35.7%, Nicaragua 21.4%, Honduras 20.6% y Costa Rica 13%. Solo El Salvador registró una caída, consolidándose como la excepción negativa en un año de bonanza regional.
Factores estructurales del rezago
Fuentes consultadas por este medio identifican múltiples factores explicativos del pobre desempeño salvadoreño. El economista César Villalona contrasta la retórica oficial con la realidad: «durante el último gobierno del expresidente Salvador Sánchez Cerén, esta inversión fue de $826 millones de dólares y ahora es de $387 millones, y va en picada».
Sectores de concentración y origen geográfico
El análisis sectorial revela que la manufactura lideró con $200 millones (32% del total), seguida por servicios con $396 millones (62%). La CEPAL reporta que esta distribución refleja una dependencia excesiva del sector servicios, limitando la diversificación productiva.
Geográficamente, Estados Unidos mantiene su posición dominante como origen de inversiones, aunque datos del BCR indican diversificación hacia fuentes europeas y regionales, particularmente España y Panamá.
Comparación histórica: deterioro sostenido
Los registros históricos confirman una tendencia negativa persistente. En 2023, El Salvador recibió $718.3 millones, ya por debajo del promedio de $1,500 millones que economistas consideran necesario para «lograr un impacto económico significativo».
La última vez que El Salvador superó $1,000 millones anuales fue en 2018, cuando captó $1,200 millones, según datos del Banco Central de Reserva. Esta trayectoria descendente contrasta con el crecimiento sostenido de Costa Rica y Panamá durante el mismo período.
Consecuencias macroeconómicas
El pobre desempeño en IED tiene implicaciones directas en indicadores clave. Como porcentaje del PIB, la inversión extranjera salvadoreña representa apenas 2.6%, por debajo del promedio latinoamericano de 3.2% según el Banco Mundial.
Organismos internacionales han señalado esta deficiencia como limitante estructural. El FMI, en su revisión del acuerdo con El Salvador, advirtió sobre «riesgos asociados a la baja atracción de capital externo» para sostener el crecimiento de mediano plazo.
Respuesta oficial insuficiente
Ante estos datos alarmantes, el presidente Nayib Bukele ha tenido que intervenir personalmente en actividades de promoción de inversiones, lo que analistas interpretan como reconocimiento del fracaso de las entidades especializadas. «Está reconociendo que las entidades responsables de atraer inversión no están logrando el objetivo», señala Rodríguez.
La agencia oficial Invest in El Salvador mantiene un discurso optimista, proyectando que «El Salvador se ha convertido en el país más seguro de América Latina», aunque las cifras contradicen esta narrativa de atractivo para inversionistas.
Perspectivas: desafío estructural
Los datos de 2025 sugieren continuidad de la tendencia negativa. En el primer trimestre, El Salvador recibió $322 millones, aunque representa un crecimiento del 64.8% respecto al mismo período de 2024, sigue siendo la cifra más baja regional.
Honduras ya superó esta cifra trimestral con $453.1 millones, mientras Guatemala alcanzó $476.1 millones en el mismo período, confirmando que El Salvador mantiene su posición rezagada.
Las proyecciones expertas coinciden en que sin reformas estructurales que aborden la inseguridad jurídica, reduzcan costos operativos y agilicen trámites burocráticos, El Salvador continuará siendo el país menos atractivo para inversión extranjera en la región centroamericana.
La evidencia es contundente: mientras sus vecinos consolidan ventajas competitivas y diversifican bases productivas, El Salvador enfrenta un desafío estructural que requiere reformas inmediatas para revertir esta tendencia de deterioro en la atracción de capital externo.
Por: Prensa Izcanal