Hablar sobre El Mozote, es pensar en injusticia y crueldad. Solo nombrarlo es recordar la sangrienta historia de El Salvador, en donde el término más común es la búsqueda de justicia. Justicia que se ha buscado durante 40 años y que al parecer nunca llega. Los hechos ocurridos en El Mozote son el constante recordatorio de que la militarización no es una opción para conseguir la ansiada seguridad en el país, sobre todo porque en El Salvador, la paz y los derechos humanos, son procesos frágiles, incipientemente conseguidos después de años de dictaduras militares, un sinfín de violaciones a derechos humanos y de una larga guerra civil, que dejó heridas que aún no sanan.
Bien se dice que a veces una imagen vale más que mil palabras, por ello, en este fotoreportaje producido por la Fundación Friedrich Ebert América Central, se busca dar una mirada desde los ojos de las víctimas, quienes 40 años después, relatan las atrocidades que vivieron, así como las hazañas de supervivencia ante los sucesos de El Mozote y sitios aledaños ocurridos en el departamento de Morazán, oriente de El Salvador, entre el 10 y 13 de diciembre del año 1981.
No ha sido fácil recoger cada testimonio de dolor, cada historia de sobrevivencia, cada grito en silencio de impotencia ante la impunidad, cada herida marcada por la pérdida de uno o varios familiares durante la masacre, que ha sido catalogada como la mayor matanza de América Latina en su historia más reciente. La fuerza moral de las víctimas y su deseo firme de que el olvido no supere a la memoria, ha sido importante para continuar cada vez que invadía el silencio, o cuando las palabras temblantes se volvían lágrimas que recorrían los rostros cansados por 40 años de luchar para que se reconozca la verdad y se aplique la justicia, no por venganza, sino, sobre todo, para garantizar la no repetición.
En El Mozote, es importante visibilizar el impacto que tuvo en las mujeres. La invasión del territorio va más allá del espacio geográfico. El cuerpo, desde una mirada holística en el planteamiento cuerpo-territorio, también fue saqueado, invadido, destrozado y violentado. Las guerras siempre dejan secuelas graves en las poblaciones que las viven, sin embargo, para las mujeres, las guerras implican ser también un territorio en disputa, un botín que el enemigo puede tomar a la fuerza y violentarlo. Para el caso de las mujeres, niñas y adolescentes pertenecientes a las poblaciones de El Mozote y los sectores aledaños, la violencia sexual que vivieron durante los hechos refleja claramente, como las violencias en contextos de conflicto afectan de manera diferenciada. Esa reflexión es necesaria para visibilizar que las mujeres, ya sea en tiempos de guerra o paz, están expuestas a distintas violencias que viven en sus espacios más íntimos y son ejercidas incluso por el Estado.
Este reportaje está dedicado tanto a las personas que murieron en El Mozote y sitios aledaños, como también a todas las madres, padres, los hijos e hijas, los viudos y viudas que, durante cuatro décadas y, hasta el día de hoy, reclaman con fuerza la verdad que les ha sido negada, y viven con la esperanza que se aplique la justicia y se repare integralmente a las víctimas para que los hechos no se vuelvan a repetir.
Carlos Amaya
Periodista. Agente de Cambio 2019.