El 31 de julio la Iglesia recuerda al fundador de la Compañía de Jesús, cuyos miembros se les conoce como “los jesuitas”. San Ignacio además es el patrono de los Ejercicios Espirituales, los cuales se llevan a la práctica también hoy en otras religiones.
“Para poder ayudar a los demás necesitamos de encuentros personales con Dios: momentos de oración y de escucha de su Palabra”. Es el mensaje que escribe hoy a través de un tweet el Papa Francisco, primer Pontífice jesuita, perteneciente a la Compañía de Jesús, cuyo fundador es San Ignacio de Loyola. Hombre que, antes de su encuentro con Jesús, amaba el poder y la mundanalidad, pero que luego, con dedicación, estudio y escucha de la Palabra de Dios, se entregó a su voluntad.
Ejercicios Espirituales: aún hoy son el único sendero hacia la libertad
En la iglesia de “Jesús” en Roma, donde se encuentra tumba de San Ignacio, el padre jesuita Jean Paul Hernández le describe como «un hombre que prefiere el proceso y la dinámica en salida», como le gusta decir al Papa Francisco. Hablando a cerca del carisma de un jesuita, el padre Hernández asegura que tiene como núcleo “la obediencia”, que es – puntualiza – “la libertad del corazón”. “El jesuita es un hombre entregado a Dios que aplica un estilo: analiza la realidad en la que se encuentra, profundiza, reza y practica el discernimiento».
Y en este estilo propio del jesuita, los Ejercicios Espirituales resultan una parte fundamental, aunque no únicamente para los religiosos – dice el padre Hernández – también para los laicos que se inspiran en la espiritualidad ignaciana e incluso para los hermanos ortodoxos». Ejercicios que fueron codificados a mediados del siglo XVI, y aún hoy siguen siendo actuales.
Centro Astalli como ejemplo del estilo de los jesuitas
«El estilo del jesuita significa que cada uno se especialice en el ámbito para el que es llamado” explica el padre Hernández, y es por ello que tienen el foco puesto en la nueva evangelización, en los desafíos del conocimiento actual y en los migrantes; retos que representan “la emergencia de nuestro tiempo».
Una de las muchas respuestas puestas en práctica por los jesuitas se concretiza en el “Centro Astalli”, que se encuentra cerca de la Iglesia de Jesús en Roma. Se trata del Servicio Jesuita a Refugiados que desde hace más de treinta años tiene como objetivo contribuir a promover una cultura de aceptación y solidaridad, a partir de la protección de los derechos humanos. El centro Astalli además, está activo en más de 40 países y tiene como misión: compañar, servir y defender los derechos de los refugiados y las personas desplazadas.
Por / El Vaticano.