Tres hombres que dejaron huella en la comunidad de Nuevo Gualcho antes, durante y después de las guindas. Su función fue la pastoral.
Fueron catequistas del padre Alirio Napoleón Macías. Sacerdote
asesinado en San Esteban Catarina por los escuadrones de la muerte. El
padre Alirio rezaba la liturgia de las horas cuando ingresaron a la
iglesia y lo asesinaron salvajemente, el 4 de agosto de 1979.
Habían asesinado al pastor, sus cercanos seguidores tenían la vida en
peligro. Un año después se tuvieron que refugiar en el campamento de San
Antonio, Intibucá, Honduras.
La gente en el refugio se enfrentó con un gran problema: ¿dónde asentar a los niños y niñas que iban naciendo? No sabían el futuro de la guerra, tampoco tenían libertad para salir del refugio, pues estaban cercados por el ejército hondureño.
Don Daniel, Catalino y Cayetano eran parte del equipo de pastoral del refugio. Catequistas con una sólida formación en el centro Los Naranjos y el Castaño. Centros de formación de la Iglesia Católica que fueron la semilla de las Comunidades Eclesiales de Base y de una Iglesia comprometida con los pobres.
El equipo pastoral determinó llevar registro de todos los niños bautizados, confirmados y hasta de los matrimonios. Cuando regresaron al país este libro sirvió para registrar a todos los que habían nacido en el campamento en la Alcaldía Municipal y fue entregado a la parroquia de Nueva Granada.
Le pregunté a don Daniel qué les motivó a llevar ese registro. Me dijo: “nosotros jamás perdimos la esperanza de volver al país, siempre tuvimos fe que la guerra iba a finalizar”.
Después del conflicto estos hombres siguieron trabajando en la recién formada comunidad de Nuevo Gualcho. Celebraban la Palabra, catequizaban a los niños y construyeron la primera Iglesia de la zona. Los acompañó los primeros meses el padre Chema, sacerdote Jesuita, luego el padre Lorenzo Rosenbaugh, asesinado años después en Guatemala, cuando venía de celebrar misa de una comunidad indígena.
Don Daniel, Cayetano y Catalino ya fallecieron. Su memoria sigue viva entre nosotros. La Parroquia de Nueva Granada y la comunidad de Nuevo Gualcho les rinde memoria por su entrega a la Iglesia y a la comunidad.
Por: Alcides Herrera.