Son miles los que cada año arriesgan su vida para llegar a Europa. Mediterráneo mediante abandonan parte de su historia, se llevan un pedazo de sus recuerdos y un montón de sueños que cumplir. Van en busca de una vida digna cuando huyen de la violencia y de los conflictos de los que son víctimas sus países y, por tanto, ellos.
También son muchos los que atraviesan Centroamérica y van, de país en país, hasta llegar a la controversial frontera de Estados Unidos con México: la línea que separa dos naciones y a la que intentan delimitar con un muro que no es otra cosa que la xenofobia construida. Hay niños, ancianos, mujeres. Hay mucha gente que muere.
La migración es un fenómeno mundial que la construcción social de los seres humanos ha pretendido calificar de marginal. Pero la migración, como destaca la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), tiene un rostro humano.
Por esa razón, en el año 2000 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante. Desde entonces, la fecha ha sido un momento para reflexionar sobre el papel de los migrantes en el desarrollo de los países.
“En este Día Internacional, insto a los líderes y a las personas de todo el mundo a que den vida al Pacto Mundial, para que la migración funcione para todos”, señala el secretario general de la ONU, António Guterres, al referirse al acuerdo aprobado en Marruecos el 10 de diciembre de 2018 por 184 naciones miembros de la organización, en el que se abogaba por una migración “Segura, Ordenada y Regular”.
Si bien se defiende la protección de los derechos humanos de las personas que emigran, no son pocos los que son víctimas de robos, saqueos, discriminación. Son muchos los migrantes que mueren en la travesía, y los que son asesinados.
“Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los retos y dificultades de la migración internacional requieren una mayor cooperación y una acción colectiva”, señala el sitio de Naciones Unidas, al tiempo que insta a la comunidad internacional a tratar a los migrantes con dignidad, como seres humanos. Los niños son el eslabón más vulnerable, incluso una vez llegan al país de destino.
“Con voluntad política e inversiones adicionales, los gobiernos de toda Europa pueden construir sistemas públicos de educación inclusivos, que garanticen que todos los niños, sin importar su estatus migratorio, puedan ejercer su derecho de acceso a una educación, al tiempo que se construyen comunidades más inclusivas y exitosas,” destaca la directora regional de la UNICEF y coordinadora especial para la crisis de migrantes y refugiados en Europa, Afshan Khan.
Sin embargo, las imágenes de migrantes varados en el mar, en sitios insalubres, en jaulas –la propuesta materializada del presidente de EE.UU., Donald Trump–, niños ahogados, separados de sus padres, y la violencia que sufren en la travesía, le dan la vuelta al mundo. Como señala el secretario general de la ONU: “Los migrantes son miembros esenciales de la sociedad”. Hay que acabar de entenderlo.
Por: Prensa Izcanal / teleSUR.