Descalificar o estigmatizar a periodistas y medios de comunicación debido a los contenidos que publican son actos de censura indirecta; son hechos que violentan la libertad de expresión y de prensa. Así lo ha establecido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Y en El Salvador estas prácticas se han generalizado durante el actual gobierno: ministros, titulares de autónomas y el mismo presidente Nayib Bukele han atacado a medios cuando la información publicada no les gusta porque denuncia algún abuso, acto de corrupción o irrespeto a la institucionalidad.
Medios investigativos como El Faro, Factum y Gato Encerrado están entre los más atacados por personeros gubernamentales, incluido el propio Bukele. La Red Informativa de ARPAS también ha sido descalificada en un par de ocasiones por el secretario de prensa de la presidencia.
La semana pasada otro funcionario volvió a la carga contra esta red de medios alternativos. Rolando Castro, ministro de Trabajo y propagandista intenso del oficialismo, nos estigmatizó por hacer lo que siempre hacemos desde nuestros espacios informativos y de opinión: denunciar violaciones a derechos humanos y exigir a las instancias estatales correspondientes que actúen en favor de las víctimas, en este caso trabajadoras despedidas en la fábrica Florenzi.
Pero estas vulneraciones al ejercicio periodístico no provienen únicamente del Ejecutivo: algunos actores de oposición también siguen el ejemplo de Bukele y sus secuaces. Uno de éstos es el alcalde de San Salvador y candidato a la reelección a dicho cargo, Ernesto Muyshondt, quien recientemente arremetió contra la periodista Wendy Monterrosa y el programa “República” de Canal 33.
El edil arenero se molestó porque la entrevistadora, en su ejercicio de contrastar la información, presentó declaraciones de sindicalistas que cuestionan su gestión municipal.
En diciembre del año pasado el pleno de la CIDH y el Relator de Libertad de Expresión Pedro Vaca exhortaron a la administración Bukele y al resto del Estado salvadoreño a respetar la función informativa de los medios. Sin embargo, dicho llamado no ha sido acatado.
Tal situación hace necesario que la ciudadanía democrática se pronuncie más fuertemente en defensa del periodismo crítico, fiscalizador del poder y defensor de los derechos de la gente; el mismo que -según el fundador del periodismo estadounidense Joseph Pulitzer- tiene como funciones defender la democracia, denunciar la injusticias y “combatir a los demagogos”.
Por: ARPAS.