
Ciudad Barrios, cuna de Monseñor Romero, tiene en su pequeño centro comercial una realidad llamativa: 16 farmacias distribuidas en apenas unas cuadras para atender a una población de 23 mil habitantes. A simple vista, parecería que la oferta de medicamentos está garantizada. Pero la realidad, según la gente, es otra.
Un negocio en expansión
La Farmacia del Pueblo lidera con cuatro sucursales, seguida de Farmacia Suyapa con tres. Farmacia San Rey y Medisalud también compiten con dos sucursales cada una. Las demás son pequeñas farmacias individuales que se abren espacio en esta saturada pero demandada oferta comercial.

Pero ¿por qué tantas farmacias en un municipio relativamente pequeño?
“Este municipio es el centro comercial de la zona y aquí viene gente de San Gerardo, Carolina y San Antonio del Mosco a buscar doctores o al hospital, y de allí pasan a buscar los medicamentos”, explica una profesora del municipio vecino de Carolina.
La explicación tiene sentido: Ciudad Barrios funciona como un eje de servicios de salud para varios municipios del norte de San Miguel. A eso se suma la creciente falta de medicamentos en las instituciones públicas.
“Como no nos dan medicamentos en el hospital, las farmacias hacen su negocio”, dice un señor molesto del cantón Llano del Ángel, quien no logró obtener su medicina para la hipertensión en la Unidad de Salud.

“Cada día estamos más enfermos y ese negocio se está poniendo bueno”, comenta un joven mototaxista, en tono irónico, al hablar sobre el auge de farmacias en la ciudad.
Farmacias, pero sin servicio cuando se necesita
Aunque el número de farmacias es alto, el acceso a medicamentos no siempre está garantizado, sobre todo en situaciones de emergencia. De las 16 farmacias que operan en el municipio, 14 abren entre las 8:00 a.m. y las 5:00 p.m. Solo dos extienden su horario hasta las 9:00 p.m., aunque algunos días cierran incluso a las 7:00 p.m.
“En una emergencia, en la noche, en este pueblo usted no encuentra una pastilla”, lamenta un mototaxista que frecuentemente traslada a personas al hospital local.
Ante esta situación, un señor del cantón Cerro Pelón hace un llamado urgente: “Por lo menos una farmacia debería quedarse de turno en la noche. Uno nunca sabe cuándo va a necesitar una medicina, y no es justo que todo esté cerrado cuando hay una emergencia”.

Medicamentos en las tiendas
Ante la falta de cobertura en horarios nocturnos, muchos ciudadanos recurren a las tiendas de barrio donde también se venden medicamentos sin receta médica. Desde analgésicos hasta antibióticos básicos pueden encontrarse junto a los refrescos o bolsas de pan dulce.
¿Salud o negocio?
El crecimiento del número de farmacias en Ciudad Barrios es un síntoma visible de una necesidad desatendida: el acceso garantizado y gratuito a medicamentos esenciales. Mientras las instituciones públicas no puedan cubrir la demanda, los negocios seguirán floreciendo, aunque no necesariamente con el compromiso de garantizar la salud como un derecho.

Ciudad Barrios, con su historia religiosa y su papel central en la región, parece gritar con fuerza una contradicción cada vez más común en El Salvador: se multiplican las farmacias, pero también la enfermedad y la desigualdad en el acceso a la salud.
Por: Redacción Izcanal.