El mandatario brasileño prevé abrir las reservas indígenas a la cría de ganado, la agricultura y la explotacion de la minería por parte de empresas extranjeras.
Desde su llegada a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro ha ido avanzando en los derechos de tierra de las poblaciones indígenas de la Amazonía. Una de las principales promesas del mandatario brasileño antes de ser electo fue la de no otorgar «ni un centímetro más de tierra» a los pueblos originarios.
Una de las primeras decisiones ejecutivas del flamante presidente, fue la de transferir las competencias de la Fundación Nacional del Indio (Funai) -fundación encargada de la asignación de tierras correspondientes a indígenas y campesinos- al Ministerio de Agricultura a cargo de Tereza Cristina Costa. La funcionaria es una terrateniente líder de los propietarios rurales en el Congreso, quien es conocida como la “musa del veneno” por autorizar en 2018 una ley que permite el uso de pesticidas tóxicos en los campos del país.
Ahora, a través del Ministerio de Agricultura Bolsonaro prevé abrir las reservas indígenas a la cría de ganado, la agricultura y la minería; así como “flexibilizar las licencias ambientales” que permitan la inversión y explotación de empresas transnacionales en esos territorios.
La investigadora del movimiento global Survival International, Xilonem Clarke, explicó recientemente que las políticas del presidente brasileño son una declaración abierta de guerra contra las poblaciones indígenas, y aseguró que con la potestad de la demarcación de las tierras en manos del Ministerio de Agricultura, será “casi imposible” garantizar los derechos territoriales de las comunidades.
Extermino indígena como política de Estado
El mandatario ultraderechista ha insistido en distintas oportunidades que su intención es acabar con las poblaciones indígenas de Brasil a través de una asimilación forzada, siguiendo las “eficientes políticas estadounidenses, que exterminó a los indios».
En ese sentido, Bolsonaro ha asegurado que los pueblos tradicionales son «manipulados por grupos ideológicos de izquierda», que tratan a través de «una conspiración internacional» arrebatarle a Brasil la Amazonia y sus materias primas.
Por lo cual la política de Estado que persigue el Gobierno de Bolsonaro, se fundamenta en el despojo total de los territorios a las comunidades indígenas. El ministro de Seguridad Institucional, Augusto Heleno, ha asegurado que los indígenas prevén declararse independientes con la ayuda de grupos contrarios al Gobierno, por lo cual es indispensable “recuperar los territorios”.
Esta política de exterminio se ha puesto en marcha con la llegada de los Gobiernos de derecha a Brasil; un reciente estudio de Global Witness, reveló que en 2017 se registraron hasta 201 asesinatos de campesinos e indígenas a nivel mundial. 57 de ellos fueron en Brasil, es decir, poco más de un tercio del total de asesinatos mundiales.
Por: teleSUR.