
Los datos preliminares sobre el proyecto de metrocable en San Salvador revelan una preocupante disparidad de costos cuando se comparan con sistemas similares implementados exitosamente en otras ciudades latinoamericanas. Esta situación amerita una investigación rigurosa sobre la eficiencia en el uso de recursos públicos y la transparencia en los procesos de contratación.
Costos desproporcionados frente a referentes regionales
El estudio de factibilidad del metrocable salvadoreño, originalmente presupuestado en $2.7 millones, ya experimentó un incremento a $3.3 millones, representando un aumento de $627,728 adicionales antes de iniciar la construcción. Esta escalada de costos en la fase preliminar genera interrogantes sobre la gestión financiera del proyecto.
Los referentes internacionales demuestran una realidad contrastante. En Medellín, Colombia, pionero mundial en metrocables urbanos, el sistema exhibe costos significativamente menores: la Línea K costó aproximadamente $24 millones USD para 2.07 kilómetros, equivalente a $11.6 millones por kilómetro. Líneas posteriores como la H ($28.3 millones) y la M ($38 millones) mantuvieron rangos similares.
Chile, con su Teleférico Bicentenario en construcción, presenta un costo de $80 millones para 3.4 kilómetros, representando aproximadamente $23.5 millones por kilómetro, incluyendo tecnología suiza de última generación y estándares de construcción elevados.
El caso más ilustrativo es Bolivia con Mi Teleférico en La Paz, el sistema más extenso del mundo. La primera fase de 10.3 kilómetros costó $234 millones, mientras que la segunda fase de 20.3 kilómetros requirió $450 millones. Esto representa costos de aproximadamente $22-23 millones por kilómetro para un sistema operando en condiciones geográficas extremadamente desafiantes a más de 3,600 metros de altitud.
Análisis comparativo revela inconsistencias
El proyecto salvadoreño, según informes oficiales, contempla 3.36 kilómetros desde Mejicanos al Centro Histórico. Si aplicamos los costos por kilómetro de los referentes regionales, el metrocable debería costar entre $39-77 millones, considerando los rangos de Medellín ($11.6 millones/km) a Chile ($23.5 millones/km).
Sin embargo, las autoridades salvadoreñas no han revelado el presupuesto total de construcción, manteniendo opacidad sobre una información fundamental para la evaluación ciudadana. Esta falta de transparencia contrasta con la práctica estándar en países vecinos, donde los costos se publican desde las fases iniciales.
Factores que justifican diferencias de costos
Los especialistas identifican variables legítimas que impactan los costos: complejidad topográfica, adquisición de tierras, estándares de construcción y capacidad de transporte. Chile, por ejemplo, justifica costos superiores por sus estándares de construcción y tecnología suiza Doppelmayr.
El metrocable salvadoreño proyecta transportar 3,500 pasajeros por hora-sentido, superior a varios sistemas regionales. Medellín maneja 3,000 pasajeros/hora en sus líneas principales, mientras Chile proyecta 6,000 pasajeros/hora.
Señales de alerta en el proceso
Varios elementos generan preocupación sobre la gestión del proyecto:
Incrementos presupuestarios tempranos: El aumento de 23% en el estudio de factibilidad antes de iniciar construcción sugiere planificación deficiente o subestimación inicial de costos.
Opacidad informativa: La ausencia del presupuesto total contrasta con estándares de transparencia regional. En Colombia y Chile, los costos son información pública desde las fases iniciales.
Cambio de consultoras: La adjudicación pasó de Setec International a Setec International, GCA, ETE, modificación que coincide con el incremento presupuestario.
Financiamiento con fondos propios: El ministro confirmó financiamiento estatal directo, eliminando escrutinio externo que proporcionan organismos multilaterales.
Recomendaciones para la verificación ciudadana
La experiencia regional demuestra que metrocables bien gestionados representan inversiones valiosas para la movilidad urbana. Sin embargo, el caso salvadoreño requiere mayor escrutinio:
Exigir transparencia presupuestaria: Los costos totales deben ser información pública, incluyendo desglose por componentes y comparaciones internacionales.
Auditoría independiente: Organismos especializados deben validar estimaciones de costos contra referentes regionales.
Evaluación de alternativas: Comparar costos-beneficios frente a otras opciones de transporte público.
Seguimiento de ejecución: Establecer mecanismos de monitoreo ciudadano para prevenir sobrecostos durante construcción.
La implementación exitosa de metrocables en Medellín, La Paz y Santiago demuestra el potencial transformador de esta tecnología. Sin embargo, la opacidad y señales de alerta en el proyecto salvadoreño exigen mayor rigor en la evaluación de costos y transparencia en la información, garantizando que los recursos públicos se utilicen eficientemente para beneficiar genuinamente a la población.
Por: Ulises Soriano.