Derechos sociales de los emigrantes


El Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales se firmó en 1966 y defiende la dignidad de todas las personas, por lo que insta a los estados firmantes a garantizar su ejercicio «sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social».

Entre los derechos que se contemplan en este tratado destacan:

El derecho a trabajar, es decir, a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante el empleo que escoja o acepte cada persona.

Derecho a la seguridad social, «incluso al seguro social».

En el ámbito familiar, se apuesta porque este núcleo reciba «la más amplia protección y asistencia posible», tanto para su constitución como mientras tenga en sus manos el cuidado y la educación de los hijos.

El derecho a un nivel de vida adecuado. Esta premisa engloba a la alimentación, el vestido y la vivienda.

Respecto a la salud, se quiere garantizar «el disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental».

Se reconoce el derecho a la educación como herramienta para el desarrollo de la personalidad humana, la capacitación, la comprensión, la tolerancia y la amistad.

La participación en la vida cultural y los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones son otros derechos reconocidos.

Hasta el momento, el Pacto cuenta con el apoyo de 160 países. Empecemos a exigirles a nuestros gobiernos que cumplan con lo que firman y que no cedan ante chantajes.

Por: Alcides Herrera.