Estamos en el tiempo de las emociones y afectos. Antes se pensaba que las pasiones habría que domesticarlas, dominarlas y hasta esconderlas. Ahora, según el marketing, se deben fomentar, potenciar o modular si se quiere tener poder.
Estamos viviendo una coyuntura donde la racionalidad (entendida esta como la capacidad de juicio y raciocinio) está siendo desplazada por los sentimientos. Uno de ellos es la envidia.
¿Qué es la envidia?
Rawl considera la envidia “como la propensión a mirar con hostilidad el mayor bien de los demás”. Envidiamos a las personas cuya situación es superior a la nuestra y deseamos despojarlos de sus mayores beneficios, aunque también nosotros tengamos que perder algo.
Comprendida así la envidia es colectivamente perjudicial: el individuo que envidia a otro está dispuesto a hacer cosas que empeoren las situaciones de ambos, solo para que la diferencia entre ellos se reduzca.
¿Hay envidia buena?
Rawl plantea la envidia emuladora, que “nos induce a tratar de conseguir lo que otros tienen. La visión de su mayor bien nos impulsa a esforzarnos, en formas socialmente beneficiosa, por conseguir cosas similares para nosotros mismos”.
¿Pueden envidiar los que tienen mucho?
Si, personas que se encuentran en buena situación pueden desear que los menos afortunados que él permanezcan en la situación en que se encuentran. Está celoso de su propia situación superior, y renuente a la hora de concederles las ventajas superiores que les equipararían con él. Y si esta propensión se acentuase hasta negarles unos beneficios que él no necesita ni puede utilizar por sí mismo, entonces se haya impulsado por el odio.
EN CONCLUSIÓN
En esta coyuntura política desde el estado se está fomentando la envidia colectiva y generalizada. En vez de impulsar una sociedad basada en derechos y valores como la solidaridad, la hospitalidad, el respeto, entre otros, se está utilizando el poder político para la venganza, el revanchismo y el resentimiento.
Vale la pena finalizar con dos refranes de la sabiduría popular para que le presten atención los nuevos gobernantes: “cría cuervos y te sacarán los ojos” o este otro, “el que siembra vientos cosecha tempestades”. El tiempo lo dirá.
Por: Alcides Herrera.