Los gobernantes cuando viajan fuera del país solo tienen dos opciones: el estado tiene su propio avión o viajan en aviones comerciales. Viajar en vuelos privados es poco transparente y se presta a la corrupción.
Los ciudadanos nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿De qué empresa o empresario es el avión en que viaja el presidente? ¿Este empresario está pagando favores políticos o está buscando algún favor político en el futuro próximo? ¿Qué intereses empresariales o políticos se ponen en juego al viajar en un avión privado?
Ya tenemos experiencias en el pasado de corrupción del país. Ejemplo de ello es el fiscal Martínez con el empresario Enrique Rais. El periódico El Faro documentó muchos de esos viajes, que resultaron en sendos juicios que todavía se están ventilando en los juzgados.
Seamos serios cuando decimos que se quiere combatir la corrupción o algunos muy emocionados hablan de «CICIES». Espero no nos pase como Guatemala, que el «payaso» lo hicieron presidente con el discurso antipartidos y anticorrupción y ahora los guatemaltecos van para peor.
Por: Alcides Herrera.