El Partido Demócrata Cristiano, ahora Partido Democracia Cristiana, ha llegado a su fin. Ha sido un final bastante prolongado desde su derrota en 1989.
Para poder sobrevivir estos 30 años se valió de la nostalgia de algunos salvadoreños que votan por colores partidarios, además, se valió del financiamiento de ARENA, a quien fue fiel y útil casi 20 años.
La causa de que la próxima elección sea su tumba se debe a dos actos: la dirigencia ha hecho coalición con ARENA y sus 5 alcaldes una alianza con GANA. Esta división llevará a que el PDC no alcance los 100 mil votos necesarios para no ser cancelado como partido político.
¿Les importa a los dirigentes del PDC esta futura realidad? Ya lo saben de antemano que su partido dio el último respiro y lo que han buscado son salvavidas a sus proyectos personales.
Parker y sus amigos en ARENA están cómodos y se aseguran trabajo y negocios, los alcaldes se suman a un proyecto como GANA y saben que en el futuro les tendrá que devolver el favor a través de candidaturas.
Lo que no morirá será la memoria de José Napoleón Duarte. Hombre que marcó la historia desde 1960 hasta 1990. Se enfrentó a la dictadura militar con una ideología social demócrata, influenciada por la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
Este histórico personaje tuvo que enfrentar al peor de los asesinos de este país -a una prensa de derecha agresiva calumniadora, que ni muerto lo dejaron en paz- y que los actuales candidatos de ARENA, Carlos Calleja y Aida Lazo, se han vuelto cómplices de él queriendo ocultar la historia.
Por Alcides Herrera.