Yo estoy con sentimientos encontrados. Por un lado el desastre social que están padeciendo los guatemaltecos, pero por el otro, el maravilloso espectáculo de la naturaleza. Compasión y admiración.
Pero queda tiempo de preguntarnos qué pasaría si hace erupción el Chaparrastique. ¿Estamos preparados para un impacto ambiental de esa magnitud?
El primer paso es que la población esté consciente de que puede ocurrir un evento de esa magnitud, y por lo tanto saber qué hacer. AQUÍ COMENZAMOS A DESAPROBAR EL EXAMEN. Nadie en la ciudad de San Miguel tiene tan siquiera un manualito, ha recibido una capacitación o tiene un paquete listo de primeros auxilios ante la erupción del volcán. Bueno, ni lo más simple: mascarillas para los miembros de su familia.
El segundo paso es la coordinación de las instituciones del estado y los recursos disponibles. Aunque ahora en la zona oriental hay dos mega albergues, 8 hospitales y una red de unidades de salud muy grande, promotores de protección civil en cada municipio, una buena coordinación institucional, sin embargo hay una tremenda deficiencia en el Cuerpo de Bomberos: falta de vehículos, personal voluntario, presupuesto, etc. Basta ver lo que pasa con los incendios en el verano para darnos cuenta de lo mal que andamos en esa área.
El gobierno tiene razón del avance en este tema, hemos mejorado 34 posiciones en el tema de vulnerabilidad. ARENA nos dejó entre los 10 países más vulnerables del mundo.
Es triste tener que vernos en el espejo de Guatemala. No estamos excepto de que nos suceda algo similar.
Lo maravilloso sería ver con admiración como la madre tierra está viva y que esa actividad no provoque un drama humano. De la importancia que le demos, así serán los resultados.
Por ahora, seamos solidarios como el más de 1 millón de guatemaltecos damnificados.
Por Alcides Herrera.