En una reciente entrevista, el nuevo arzobispo de Nueva York, monseñor Ronald A. Hicks, hizo una afirmación que no pasa desapercibida:
“Mi santo es monseñor Óscar Arnulfo Romero”.
No se trata solo de una devoción personal, sino de una toma de posición pastoral y ética. Romero, obispo mártir de El Salvador, sigue siendo referencia de una Iglesia que escucha a los pobres, denuncia la injusticia y no calla ante la violencia.
En este video, Hicks explica por qué Romero inspira su manera de ser obispo hoy: una Iglesia cercana, valiente y fiel al Evangelio, incluso cuando incomoda.
Mira el video y escucha sus palabras.
La memoria de Romero sigue viva. Y sigue marcando caminos.
Prensa Izcanal.