Basado en testimonio de paciente en hemodiálisis
1. Diálisis: interrupciones, reducción de tiempo y riesgo de muerte
El testimonio evidencia una situación crítica en el área de hemodiálisis, marcada por la suspensión total del tratamiento y la reducción del tiempo de las sesiones, ambas directamente asociadas a la falta de agua en el hospital .
La paciente señala que hace aproximadamente un mes se suspendieron tratamientos de hemodiálisis, lo que tuvo consecuencias fatales:
“Hace como un mes nosotros fuimos afectados debido a la falta de agua y no nos pudieron dar nuestro tratamiento. En ese momento fallecieron alrededor de tres personas.”
Lejos de tratarse de un hecho aislado, la problemática persiste. Según el testimonio, al menos 90 pacientes no recibieron su tratamiento recientemente:
“Hay un grupo alrededor de 90 personas que el día sábado no pudieron recibir su tratamiento debido a que dijeron que iban a estar lavando unas cisternas y que no iba a haber agua.”
La falta de continuidad en la diálisis compromete directamente la vida de los pacientes:
“Nosotros sin un tratamiento no podemos estar bien.”
Además de la suspensión, existe una reducción sistemática del tiempo de las sesiones:
“A veces solo nos dan dos horas del tratamiento cuando tendrían que ser alrededor de tres o cuatro horas.”
Esta disminución tiene efectos clínicos inmediatos y negativos:
“En vez de salir bien del tratamiento, salimos hasta peor… porque no nos sacan de todo lo que son las toxinas y el líquido que nosotros retenemos.”
2. Medicamentos: escasez estructural y carga económica para los pacientes.
Otro eje crítico es la falta de medicamentos esenciales para pacientes renales. La paciente describe una escasez constante en farmacia hospitalaria:
“En el área de medicamentos, pues la verdad tenemos bastante escasez.”
Medicamentos fundamentales como calcio y hierro no están disponibles de manera regular:
“Si nosotros pedimos calcio, hierro o algún otro medicamento, es rarísimo que haya en farmacia.”
Ante esta carencia, los médicos se ven obligados a emitir recetas sin garantía de abastecimiento:
“Casi siempre nos dicen los médicos: le voy a dar la receta, pero no les aseguro que esté disponible.”
Esta situación traslada la responsabilidad económica a pacientes que no cuentan con ingresos suficientes :
“No tenemos un ingreso económico fijo como para decir me voy a poder dializar privado.”
El costo de la atención fuera del sistema público resulta prohibitivo:
“Una diálisis privada anda costando entre 125 y 200 dólares.”
A esto se suma la compra de medicamentos por cuenta propia:
“Hay medicamentos que nos toca comprar por fuera que no son baratos.”
3. Nutrición y exámenes: abandono integral del cuidado del paciente renal.
El cuidado del paciente renal no se limita a la diálisis. El testimonio expone un abandono en áreas complementarias esenciales como nutrición y laboratorio.
En el área de exámenes clínicos, la paciente denuncia que muchos estudios no se realizan por falta de recursos:
“A veces no nos hacen los exámenes que los doctores nos indican debido a que no están los recursos necesarios.”
Cuando estos exámenes deben realizarse fuera del hospital, el costo vuelve a recaer sobre los pacientes:
“Afuera esos exámenes andan costando 50, 60 dólares y la verdad que nosotros no contamos con esos recursos.”
En materia de nutrición, el abandono es explícito. Los pacientes renales requieren suplementos especializados para mantener su estado de salud, pero estos no están garantizados:
“En el área de nutrición, nosotros no contamos con un apoyo en el caso de los suplementos alimenticios, como lo es la leche Nepro.”
La ausencia de apoyo nutricional compromete la eficacia del tratamiento y agrava la condición de los pacientes.
El testimonio analizado revela una crisis estructural en la atención a pacientes renales del Hospital Rosales. La suspensión y reducción de la diálisis, la escasez de medicamentos y la falta de apoyo nutricional y de exámenes especializados configuran una vulneración sistemática del derecho a la salud.
Como expresa la propia paciente:
“A la larga, pues nosotros somos los afectados porque somos los pacientes.”
Este testimonio interpela directamente a las autoridades de salud y al Estado salvadoreño sobre su obligación de garantizar tratamientos continuos, completos y dignos para una población cuya vida depende, literalmente, del acceso oportuno a estos servicios.
Prensa Izcanal.