La crisis de abastecimiento en el hospital “Dr. Jorge Arturo Mena” vuelve a golpear a los más vulnerables. En los últimos días, varias personas han denunciado que no hay insulina en la farmacia del hospital. Ante la ausencia del medicamento esencial para quienes viven con diabetes, el personal está remitiendo a los pacientes a otras dependencias del Ministerio de Salud, obligándolos a buscar por su cuenta lo que el sistema público debería garantizarles.
Además, Radio Izcanal confirmó esta información con fuentes internas del hospital, quienes aseguraron que solo queda insulina para uso hospitalario, es decir, para emergencias o pacientes ingresados. No hay insulina disponible para el despacho en farmacia, la que se entrega a pacientes crónicos mediante receta. Esta situación deja sin tratamiento a personas que dependen de ese suministro mensual para sobrevivir.
Y este no es un caso aislado. Hace apenas dos semanas, usuarios reportaron que tampoco había reactivos para exámenes de laboratorio, dejando en pausa diagnósticos vitales y controles médicos. A estas fallas se suman denuncias repetidas de falta de jeringas, bolsas para transfusiones y otros insumos básicos. Para las familias de escasos recursos del oriente del país, cada ausencia implica gastos extras, viajes más largos y riesgos graves para su salud.
Mientras tanto, el director del hospital, Dr. Alexander González Cantizano, parece más activo en la política que en la administración hospitalaria. En redes sociales, compartió fotografías participando en actividades junto a diputados de Nuevas Ideas y concejales municipales en Santiago de María. “Agradecemos el acompañamiento de nuestros concejales Sara Zelaya, Nelson Gómez y de la diputada Maricela de Guardado…”, escribió.
El contraste es evidente: un hospital desabastecido y un director en eventos proselitistas. Esta contradicción ha generado malestar entre pacientes y personal de salud, quienes señalan un abandono de la gestión hospitalaria en favor de intereses partidarios.
Impacto en los pacientes: una bomba de tiempo.
La falta de insulina no es un problema menor. Es un medicamento que no puede interrumpirse sin poner en riesgo la vida. En Santiago de María, cientos de pacientes rurales dependen de este hospital porque no pueden pagar consultas o tratamientos privados. Para ellos, la insulina significa estabilidad, supervivencia y dignidad.
Especialistas advierten que la falta continua de insulina puede provocar hiperglucemias severas, cetoacidosis, hospitalizaciones prolongadas e incluso la muerte. Y como si esto fuera poco, la carga económica recae sobre familias que ya están al límite: transporte, largas filas en otros hospitales y, en algunos casos, pagar precios inaccesibles por la insulina en farmacias privadas.
Un problema estructural que no se resuelve.
La situación del hospital Mena es un reflejo del deterioro del sistema de salud pública. La propaganda oficial habla de modernización, pero los usuarios enfrentan farmacias vacías, laboratorios sin materiales, equipos dañados y personal sobrecargado. Hasta que las autoridades no expliquen por qué ocurre este desabastecimiento y presenten soluciones reales, los más afectados seguirán siendo los mismos: las personas pobres, enfermas y sin alternativas.
Y en Santiago de María, una pregunta sigue sin respuesta:
¿Quién responde por los pacientes que hoy no reciben la insulina que necesitan para vivir?
Prensa Izcanal.