Por Diario CoLatino.
El sábado 11 de marzo en las alturas del histórico caserío rebelde de La Laguna Seca, pobladores de las 11 familias de la comunidad Las Minas, Las Vueltas, Las Flores, Ellacuría, Ojos de Agua, Arcatao, Guarjila, Nueva Trinidad y otros lugares se runieron entre exguerrilleros: combatientes, radistas, cocineras, sanitarias, propagandistas, explosivistas y expansionistas, juntos con la nueva juventud revolucionaria de hoy para rendir tributo a las heroínas, héroes y mártires de la revolución inconclusa de los años setentas y ochentas del siglo pasado.
Al evento fue invitado el obispo de Chalatenango y cinco sacerdotes de las comunidades, comprometidos en mantener la memoria histórica.
En la segunda mitad de los setentas del siglo pasado, con el surgimiento de la Teología de Liberación en América Latina, los pobladores chalatecos del caserío Laguna de San Ramón conocido como “la Laguna Seca”, y los caseríos cercanos, Plan del Picacho y Peña Flor, se organizaron en la Federación Campesina y Cristiana de El Salvador (FECCAS) y en la Iglesia Popular, para defender sus derechos, sus tierras y sus vidas ante los voraces terratenientes.
Por la fuerte represión por parte de los paramilitares de ORDEN y de la Fuerza Armada, muchas hijas e hijos de las humildes familias campesinas se incorporaron en las nacientes columnas guerrilleras.
Los cerros El Talzate, El Picacho y otras elevaciones y quebradas del sector se convirtieron en el terreno donde los pobladores, las milicias y la guerrilla forjaron el embrión de una nueva sociedad solidaria y organizaron la autodefensa con la vigilancia de las entradas terrestres a la zona, escarpando cuevas en los paredones para la protección contra los bombardeos y construyendo una red de campamentos guerrilleros móviles.
Desde el 79, la Dictadura salvadoreña, al servicio del Imperio Norteamericano, intentó con una criminal represión contra la población civil “quitar el agua al pez”. Las hordas fascistas de los paramilitares masacrando a niñas, niños , mujeres y ancianos, con invasiones de grandes unidades de las Fuerzas Armadas y con un indiscriminado bombardeo.
La primera masacre en la Laguna Seca tuvo lugar el 27 de diciembre de 1979, seguida de las masacres del 16 de enero de 1980, del 29 de enero del mismo año, del 11 de marzo del 81, del 23 y 31 de mayo del 82 y del 11 de marzo del 83, hasta que los pobladores insurrectos, en coordinación con la guerrilla, lograron organizar de manera contundente su autodefensa.
Muchas heroínas, héroes y mártires abonaron con su sangre generosa las tierras de estas alturas libertarias.
En diciembre de 1983 una bomba de un avión A-37 de fabricación norteamericano impactó en el campamento de una unidad guerrillera, logrando matar al Capitán Andrés, al compa Joaquín, a la compa Dinora La Colocha, a Rosita la Sanitaria, y otros 9 compañeras y compañeros más, cuyas identidades nos falta por recuperar (les agradecemos su ayuda en esta tarea.