Por Radio YSUCA.
La intervención del presidente de la República con militares y personal armado el 9 de febrero de 2020, en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa, fue una medida calificada como brutal y escandalosa.
Cuando las cosas van mal en El Salvador hay una receta bastante probada para que la conversación cambie y la opinión de todos sea favorable: el líder debe volverse autoritario y mejor aún, arroparse con todos los gestos militares que pueda convocar. Eso fue lo que la sociedad salvadoreña vivió el domingo 9 de febrero.
A dos años de ese hecho, el abogado y defensor de derechos humanos, Saúl Baños se refirió al incremento del autoritarismo y militarismo en el país. Baños dice que en El Salvador se venía dando una regresión en materia de remilitarización, pero nunca antes de la firma de Los Acuerdos de Paz, en 1992, se había dado un acontecimiento como el sucedido el 9 de febrero de 2020.
El defensor de derechos humanos dice que la segunda implicación que ve es en el ámbito institucional. En la actualidad, en el país no hay separación de poderes, que es uno de los pilares fundamentales del régimen democrático.
El abogado Saúl Baños dice que el aumento en el número de soldados puede ser peligroso, porque el Gobierno reserva para sí el suficiente poder coercitivo para desarticular cualquier actividad del sector social que no le guste.
La opinión del sacerdote Jesuita José María Tojeira, llamada “A un año del 9 de febrero de 2020”, publicada el año pasado, dice que la tendencia autoritaria manifestada con espectacularidad el 9 de febrero de 2020 y continuada con medidas unilaterales e inconsultas durante la pandemia, ha hecho que algunas organizaciones internacionales que dan seguimiento al tema, digan que hemos pasado de una democracia débil y deficiente a un régimen híbrido, en el que hay elementos democráticos y también autoritarios antidemocráticos.