Carlos Amaya
Radio Izcanal
El economista César Villalona, al hacer un balance de los primeros cuatro meses de este año, asegura, contrario a los voceros del gobierno, que la economía no muestra dinamismo. Así lo expresa en la siguiente entrevista.
César, ¿Cómo resumiría los principales rasgos de la economía este año?
La inversión pública está cayendo, la inversión privada no muestra avances, hay mucho desempleo y los precios y tarifas están subiendo.
¿Cómo va la inversión pública?
La información del Banco Central de Reserva (BCR) muestra que entre enero y abril de este año el gasto de capital fue de 171 millones de dólares, o sea, cayó en -49.6%, con respecto al mismo período de 2020, cuando fue de 339 millones de dólares. Y hay que tomar en cuenta que el primer cuatrimestre del año pasado fue muy malo, sobre todo por la emergencia que comenzó en marzo. Este año la economía no ha tenido cierres.
En el presupuesto 2021, el gasto de capital incluye la inversión en infraestructura, mejoramiento y equipamiento de escuelas, centros de salud, delegaciones policiales, casas de la cultura y otras áreas sociales. También las obras que construirían las alcaldías. Todo eso ha disminuido.
¿Qué impactos tiene la baja en la inversión pública?
Significa menos creación de capacidades productivas. Hay que tomar en cuenta que construir, reparar y equipar escuelas, por ejemplo, mejora el sistema educativo, porque la enseñanza se amplía y aumentan las capacidades creativas del país, no solo en los aspectos económicos, sino en lo educativo y cultural. Lo mismo ocurre cuando hay más infraestructura de salud, mejores carreteras y caminos rurales, más sistemas de riego para el agro, entre otras obras.
Al reducir su inversión, el Estado afecta a las empresas privadas que participan en las contrataciones. Este año también han bajado en -11% las compras públicas de bienes y servicios, lo que afecta a las empresas proveedoras. Cuando el Estado contrae sus gastos e inversiones, no eleva la capacidad productiva del país ni genera un efecto multiplicador, como demandante de bienes y servicios privados.
¿Cómo está la deuda pública?
Altísima. Para abril sumaba 23,216 millones de dólares. Con respecto a abril de 2019, aumentó en casi 4,000 millones. Cuando terminó el gobierno de Sánchez Cerén, representaba el 72% del PIB y su crecimiento se debió sobre todo al pago de pensiones. Hoy ronda el 90% y podría llegar a 100% si el gobierno aprueba más deuda y consigue prestamistas, lo que depende mucho de un acuerdo con el FMI.
¿Pero esa deuda será insostenible?
Ese es el rumbo que lleva porque la única política económica del gobierno consiste en endeudarse. Los préstamos deberían ser un pequeño complemento de la recaudación fiscal y destinarse a la inversión social y productiva. Pero el año pasado, de los 8,064 millones de dólares que recibió el gobierno, una cifra enorme, sin precedentes, el 42% provino de deuda y el 58% de tributos. Además, la Corte de Cuentas dice que de todo el dinero gastado hay mil millones sin soporte contable.
Pero el endeudamiento también se debe al interés de inyectarle dólares a la economía, pues la salida de dólares del país es muy grande. Hasta abril, el saldo comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones de bienes) era de 2,427 millones, pues aunque las exportaciones crecieron, por la venta de mercancías acumuladas y la mayor demanda internacional, las importaciones crecieron más. El saldo negativo supera los 2,350 millones que entraron por remesas. Además, salieron 636 millones de pago de deuda y hay fuga de capitales hacia el exterior.
En el último año, las reservas monetarias del BCR cayeron en 1,167 millones, en parte porque el gobierno redujo la reserva de liquidez que nutre dichas reservas, para que los bancos comerciales le prestaran más, pero también por el desbalance comercial y financiero con el resto del mundo.
Si continúa la merma de reservas se pondrá en riesgo la dolarización. Para evitarlo, el gobierno se endeuda más. O sea, que el desbalance comercial con el mundo provoca más desbalance de las finanzas del Estado. Si esa lógica no se detiene, la deuda se hará impagable y vendrá un ajuste fiscal durísimo para la población de bajos recursos y para las capas medias.
¿Cómo va la inversión privada?
Mal. La importación de maquinarias y equipos ha crecido, pero el crédito a las empresas, que es otra variable de inversión, apenas aumentó 1% entre enero y abril. Y la comparación es con respecto al primer cuatrimestre del año pasado, que fue malo. El gobierno pronto dirá que hay un fuerte crecimiento de la inversión privada y del PIB, pero los acreedores no se lo creerán.
Los costos de las empresas están subiendo: combustibles, energía, materiales de construcción e insumos agropecuarios. Y las ventas no van bien, porque el Estado, que es un gran comprador, anda deprimido, y porque el consumo de la población se ha visto afectado por el desempleo, el congelamiento salarial y el estancamiento del crédito al consumo, que entre enero y abril apenas aumentó 0.1%.
Si no fuera por las remesas familiares, que hasta abril habían aumentado 47% (755 millones) tuviéramos un desplome del consumo privado, así como de las ventas y la inversión de las empresas.
Por otra parte, la industria y el agro enfrentan una fuerte competencia de productos importados, pues hasta abril las importaciones agropecuarias habían aumentado 21% y las industriales 35%. De mantenerse esa tendencia, se pondrá en riesgo una parte importante del empleo en la industria y el agro, donde labora aproximadamente 1 millón 100 mil personas.
A propósito del empleo, ¿no se ha recuperado el que se perdió en 2020?
La mayor parte del empleo es informal. El año pasado se perdieron más de 100,000 en ese sector, tras el quiebre de miles de micros y pequeños negocios urbanos y el descenso de la actividad agropecuaria. El gobierno no ha proporcionado datos que muestren lo que ha ocurrido desde entonces.
En el caso de la población que labora en empresas formales, es decir, que cotiza a la seguridad social, se ha recuperado el 57% en el sector privado, donde hasta marzo había 31,000 personas menos empleadas, en comparación con febrero de 2020, es decir, previo a la emergencia por el COVID-19. No hay datos más recientes.
¿Cómo va la inflación?
La inflación acumulada hasta abril es de 2.33%. El ritmo que lleva en el año es de 7%. Podría ser más alta porque los combustibles y la energía aumentarán debido a la mayor demanda mundial. Si llega a 10%, será la mayor desde que finalizó la guerra.
Lo gente siente que muchos bienes se están encareciendo, sobre todo los alimentos básicos. Y como los salarios siguen congelados, el poder adquisitivo de los ingresos se ha erosionado.
El recorte del subsidio al agua anunciado por ANDA encarecerá ese servicio en algunos núcleos poblacionales. También está pendiente la negociación del gobierno con el FMI, que si llega a concretarse afectará a la población porque habrá más tributos al consumo, despidos y recorte de gastos sociales.