Intervención de Monseñor Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra en la 45º sesión del Consejo de Derechos Humanos.
El derecho al acceso al agua potable y al saneamiento no puede lograrse delegando esta tarea a los Estados de modo individual. “En cambio, es responsabilidad de todos desarrollar nuestras sociedades de una manera más integral y sostenible”. Este es el concepto básico reiterado el pasado 16 de septiembre, por el Arzobispo Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra en la 45º sesión del Consejo de Derechos Humanos.
En el décimo aniversario de la histórica Resolución por la que, el 28 de julio de 2010, las Naciones Unidas incluyeron en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 el acceso a este recurso esencial para la vida humana y para todo el planeta, queda mucho por hacer para alcanzar este objetivo señalado por las propias Naciones Unidas como uno de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (SDG) a alcanzar para el año 2030. Una posición expresada en varias ocasiones por la Santa Sede en los foros internacionales, recordó el Representante Pontificio.
“El derecho al agua, como todos los derechos humanos, encuentra su fundamento en la dignidad humana y no en ningún tipo de evaluación puramente cuantitativa que considere el agua como un bien puramente económico”, señaló Monseñor Jurkovič, citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. En esta perspectiva, su gestión debe basarse “en la responsabilidad social, la mentalidad ecológica y la solidaridad entre los países y a nivel mundial, como única forma de fortalecer el bien común y preservarlo para las generaciones futuras”.
Como señaló el Papa Francisco en el Mensaje Urbi et Orbi del pasado 12 de abril, la crisis sin precedentes que el mundo está experimentando en estos momentos con la pandemia Covid-19 demuestra que “no es el momento de ser egoístas, porque el desafío que enfrentamos es común a todos nosotros y no hace ninguna diferencia para las personas”. Monseñor Jurkovič renovó entonces el llamamiento hecho por Francisco en esa ocasión para no perder la oportunidad de “dar una nueva prueba de solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras”.
Por: Vatican News.