Brasil avanza hoy hacia una elección diferente, atípica, en que el candidato de preferencia nacional está injustamente preso e impedido de recorrer el país, valoró la presidenta nacional del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann.
Las trampas también han marcado todo el proceso, subrayó la senadora petista al referirse al hecho que 48 horas antes de la Convención Nacional del PT para proclamar oficialmente la candidatura presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva el Tribunal Superior Electoral (TSE) tendiera ‘una verdadera emboscada judicial’.
Contrario a lo que ocurre hace décadas, el TSE divulgó extraoficialmente un nuevo entendimiento según el cual los partidos y coaliciones quedaron obligados a definir los nombres de los aspirantes a vicepresidente hasta el pasado domingo y no el 15 de agosto, como estaba previsto, explicó.
En un artículo publicado ayer en el sitio web del PT, Hoffmann destacó que lograron desarmar esa celada con un gran acuerdo político: invitar a la hasta entonces candidata presidencial del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), Manuela D’Ávila, a asumir como vice cuando se estabilice la situación jurídica de la candidatura Lula.
Pero mientras más arbitrariedades y trampas nos imponen, el pueblo comprende mejor la injusticia de que Lula es víctima y los objetivos políticos de los que lo mandaron para la prisión, enfatizó.
La dirigente nacional petista encomió asimismo la alianza alcanzada por el PT con el PCdoB y el Partido Republicano de la Orden Social (PROS) y el acuerdo electoral con el Partido Socialista Brasileño (PSB), el último de los cuales -dijo- nos garantiza el apoyo de importantes sectores de esa organización, principalmente en el Norte y Nordeste del país.
De ese modo, dimos un gran paso para reconstituir la unidad del campo progresista y popular, señaló antes de expresar que de ese modo se sienten más fuertes para perseverar en el diálogo con otras fuerzas como el Partido Democrático Laborista (PDT, por sus siglas en portugués) convencidos de que todavía podrán estar juntos en esta elección.
Ese frente -subrayó Hoffmann- se constituyó para derrotar en las urnas a los golpistas de (el presidente) Michel Temer y del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ‘que no consiguen siquiera dialogar con sus antiguos electores y mucho menos con la mayoría de la población’.
Los comicios generales de octubre próximo en Brasil tendrán el mayor número de candidatos presidenciales (13) desde 1989. Dos los 35 partidos políticos reconocidos legalmente en el país solo tres: el Partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido de la Mujer Brasileña (PMB) y el de la Movilización Nacional (PMN) decidieron no lanzar candidato propio, ni apoyar oficialmente cualquier otra candidatura.
Un hecho inédito será también que, desde la redemocratización del país en 1988, por primera vez se presentará una fórmula integrada por dos militares de la reserva: el diputado federal y aspirante a la Presidencia por la extrema derecha Jair Bolsonaro y su candidato a vice, el general Hamilton Mourao.
Por / Prensa Latina.